Al parecer, es el único lugar en el país donde se deifica a la Virgen de Agua Santa. La fiesta es una de las más sonadas y pomposas de la provincia de Huancabamba. Se lleva a cabo en la segunda semana del mes de noviembre y dura siete a ocho días. Es la Reyna y Madre del pueblo, rige su destino. Los palambleños no dan un paso en su camino no sin antes implorar su amparo divino, súplicas que se cumplen prodigiosamente, especialmente, en los jóvenes que emigran a otros mundos, solícitos de prosperidad. Es por ello, que la religiosidad que se le profesa es imponente. Una devota, decía: “la Virgen para hacer milagros se demora un poco, pero para castigar no pierde tiempo”. Pero antes de continuar con esta glosa, debemos recordar con reverencia a don Manuel Jesús Peña, uno de aquellos hombres, iluminados, que promovieron la grandeza de estos lares canchaqueños. Propuesto por la Divina Providencia para colocar la primera piedra de un pueblo: Palambla. Y también, para instituir en este lugar, la devoción a la venerable Virgen de Agua Santa. Los palambleños deben erigirle un monumento. Don Alejandrino Vásquez R. (f) en su libro la “Monografía de Canchaque”, relata, al respecto, lo siguiente: dice, que allá por los años 1910, don Manuel Jesús Peña cayó gravemente enfermo. Los remedios caseros no surtieron efecto positivo. La vida dependía sólo del milagro de un santo. Los familiares después de rebuscar por toda la comarca, se enteraron que una Sra. de nombre Rosa, quien vivía por donde hoy queda La Esperanza, tenía uno, pero sin cabeza y sin manos. Ante la escasez de santos lo solicitaron en calidad de préstamo, con la promesa de mandarlo a reparar siempre y cuando sane al enfermo. Después de rezos y rituales de rigor, el doliente se levantó de su lecho, sano y salvo del paroxismo que le aquejaba. Este prodigio ocurrió el 10 de noviembre del mismo año, 1910. Como es de suponer, pronto, el santo desmochado fue restaurado por un escultor de apellido De los Heros. Lo que no sabemos es si el artista sabía de antemano, el nombre del ícono religioso que estaba tallando o, fue obra de su propia inspiración. Acá en Piura, también existe una imagen de la referida Virgen. La “Historia de Piura”, libro editado por la UNP, relata en uno de sus capítulos que, a fines del siglo XVI, en la ciudad de San Miguel de Piura, ya existía tal imagen. Que, los españoles le trajeron para socorrer a los agricultores de los años secos. Pues, por su intercesión ante el Creador, las lluvias caían a raudales. Era, entonces, la imagen más venerada, culto que luego se fue agotando. En 1688 por orden Superior, fue instalada en la capilla del Hospital de Santa Ana (nosocomio que posteriormente tomó el nombre de Belén). Desde entonces, se perdió el rastro de su existencia. El Antrop. Luis Chaparro Frías, ex director del INC – Piura, después de investigar en crónicas del pasado la ubicó en el altar mayor de la Iglesia San Francisco. Chaparro Frías, también sostiene que es la imagen religiosa más antigua que existe en la ciudad de Piura. Retomando el tema de Palambla. Hubo controversias por la pertenecía de la Virgen. Don Noé Ramírez Vilela, notable canchaqueño de esa época y heredero de la Sra. Rosa, la reclamó a la familia Peña. Exigencia que no prosperó. Desde entonces se quedó, para siempre, en la tierra de El Huayanay. REFE;juan justo vásquez