30/04/2025
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Reseña Histórica de Huañambra
Huañambra no es solo un nombre ligado a la geografía de Celendín, sino una tierra profundamente vinculada al origen mismo de su historia educativa y social. Su valor trasciende los linderos físicos: forma parte del legado moral y cultural que fundó las bases del desarrollo celendino.
En los albores del siglo XIX, cuando la antigua Villa Amalia buscaba consolidarse como núcleo urbano, el Reverendo Padre José Cabellos, párroco visionario y estrecho colaborador del Obispo de Trujillo don Jaime Martínez de Compañón —fundador de Celendín—, entendió que el progreso no sería posible sin educación. Es así como fundó la Escuela de Primeras Letras con el noble nombre de “Aula de la Latinidad”, en su propia vivienda ubicada en la esquina de la Plaza de Armas.
Este primer centro de enseñanza fue donado íntegramente para la educación de la niñez local, y junto con él, entregó también terrenos en Huañambra que había recibido en la repartición de solares. Estos predios no fueron otorgados con fines personales ni familiares, sino consagrados desde el inicio al beneficio colectivo: educación, cultura y servicio público. Gracias a estos espacios, generaciones de celendinos —incluido el recordado Coronel Juan Basilio Cortegana— accedieron a formación humanística, base del liderazgo y el pensamiento cívico que marcaron la región.
Con el tiempo, la escuela parroquial fue incorporada al sistema estatal bajo las denominaciones de Escuelas 81 (varones) y 82 (mujeres). Aunque el local original fue destinado a las niñas, los varones continuaron sus estudios en locales alquilados, hasta que el esfuerzo comunitario y la generosidad de don Augusto Gil Velásquez permitieron establecer un espacio definitivo.
Hoy, sin embargo, Huañambra enfrenta una amenaza silenciosa pero grave: individuos sin escrúpulos intentan apropiarse indebidamente de estos terrenos, olvidando —o ignorando deliberadamente— su origen histórico y el espíritu de servicio con el que fueron entregados. Este acto no solo representa un atentado contra la propiedad pública, sino una afrenta a la memoria colectiva de Celendín, a su cultura y a su vocación educativa.
Es urgente que la ciudadanía, las autoridades y las instituciones educativas tomen conciencia del valor histórico de Huañambra. Defender este espacio es defender el derecho a la educación, la justicia social y la memoria de quienes sembraron las bases del progreso en Celendín. Huañambra no debe ser vista como una propiedad para el lucro personal, sino como un patrimonio colectivo que pertenece a la historia viva de un pueblo.
Celendín tiene historia. Tiene memoria. Tiene dignidad.
Huañambra es del pueblo. Huañambra no se vende, no se negocia. Se respeta.