05/05/2023
Las personas frecuentemente pasan tiempo imaginando que serán felices una vez que tengan una vida estable, suficiente dinero para viajar, encontrar pareja, tener un hijo, conseguir un buen trabajo o un ascenso.
No hay nada negativo o malo en establecer objetivos que sabemos que nos darán lo que necesitamos a medida que los alcancemos; el problema es que creemos erróneamente que nuestra felicidad depende únicamente de lograr estos objetivos.
Uno de los mayores regalos que nos podemos hacer es vivir el presente y valorarlo.
Estar en el momento presente nos ayuda a permanecer en contacto con nuestro verdadero Ser, que es la Vida divina que reside dentro de nosotros y está más allá del tiempo.
Con frecuencia estamos "atrapados en el tiempo", lamentando el pasado o temiendo el futuro; podemos escapar de esta trampa viviendo en el presente, lo que también nos permite "existir" en el verdadero sentido de la palabra.
Vivir el momento presente es algo que todos sabemos, pero pocos nos damos cuenta debido a las prisas, el trabajo, el estrés y muchos otros factores que hacen que todos los días se sientan como cualquier otro día. Solo cuando estamos enfermos o en una situación adversa tomamos conciencia de lo que es aquí y ahora, nuestro presente, que inconscientemente ignoramos.
Vivir el momento presente implica aceptar con mente abierta todo lo bueno y lo malo que nos sucede; nos permite disfrutar de cada situación, ser conscientes y coherentes con nosotros mismos y con nuestro entorno.
No vivir nuestro presente nos hace idealizar el futuro en el que siempre pensamos, ese futuro al que nos dirigimos, pero que vemos como algo muy lejano. Pensar en el futuro como algo lejano e idealizado es una vía de escape ante un presente con el que no nos sentimos conformes.
El momento presente nos ofrece numerosas oportunidades de felicidad, paz, aprendizaje y bienestar. Sin embargo, con frecuencia no sabemos cómo experimentar esta plenitud.
Cuando empieces a vivir en el presente, serás más consciente de lo que te importa, más compasivo contigo mismo, más presente con los que te rodean y más motivado a vivir con un propósito.