
08/09/2025
Bendiciones y Paz
EL CUERPO: ¿TEMPLO SAGRADO O PRISIÓN ENMASCARADA?
Te dijeron que el cuerpo es tu templo.
Pero nunca te enseñaron cómo habitarlo.
Así que creciste entre extremos:
Negarlo o adorarlo.
Domesticarlo o usarlo como distracción.
Exigirle rendimiento o cargarlo de placeres.
Y en ese vaivén, olvidaste escucharlo.
¿CUÁNDO EL CUERPO ES UN TEMPLO?
Cuando la conciencia se posa en cada gesto,
en cada aliento,
en cada sensación.
El cuerpo se vuelve templo cuando no lo usas para huir de ti,
sino para estar más presente en ti.
Es templo cuando respiras con intención.
Cuando lo limpias, lo nutres y lo mueves con dirección.
Cuando entiendes que no es tuyo, sino un préstamo del Intento.
¿Y CUÁNDO EL CUERPO SE VUELVE UNA PRISIÓN?
Cuando crees que eres él.
Cuando lo cargas de miedos, memorias, excesos o autoodios.
Cuando lo usas como herramienta de castigo o de olvido.
Cuando vives desde los estímulos, y no desde el Espíritu.
Un cuerpo puede estar sano…
y ser una cárcel.
O puede estar herido…
y ser un altar.
La diferencia no está en el cuerpo.
Está en la presencia.
¿CUÁL ES LA TAREA DEL GUERRERO?
Reconocer el cuerpo como campo de batalla sagrado.
No como enemigo.
No como ídolo.
Sino como instrumento del despertar.
El cuerpo no te hace libre.
Tampoco te esclaviza.
Es tu conciencia dentro de él la que decide:
¿vas a convertirlo en el trono del Espíritu?
¿O en la cueva donde se pudre el alma?
RECUERDA:
No viniste a negarlo.
Ni a fundirte con él.
Viniste a habitarlo desde la impecabilidad.
Porque cuando el cuerpo se vuelve canal…
el Espíritu lo transforma en templo.
Pero cuando se vuelve excusa, adicción o refugio…
la granja lo transforma en prisión.
La decisión no la toma el cuerpo.
La tomas tú.
Alicia Yaotl