28/05/2025
Síndrome de Pandora: el cuerpo habla lo que la mente calla.
Ya no es solo FLUTD.
Ya no es solo la vejiga.
Es una tormenta neuroendocrina.
Donde el estrés crónico activa el eje HHA,
y convierte cada órgano en un blanco.
No es una enfermedad, es un desorden multisistémico con raíz en la disfunción del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HHA).
Gatos genéticamente predispuestos, criados en ambientes impredecibles o pobres en estimulación, desarrollan una respuesta exagerada al estrés, donde el cuerpo queda atrapado en estado de alerta permanente.
A nivel fisiológico:
El estrés crónico provoca activación constante del HHA, con liberación de CRH, ACTH y cortisol.
Pero en estos gatos, se observa hipocortisolemia paradójica: el sistema no regula de forma eficiente, y el cortisol, en lugar de frenar la inflamación, falla en su función antiinflamatoria.
El sistema nervioso simpático se hiperactiva, afectando vías viscerales aferentes, lo que amplifica el dolor sin daño estructural evidente (dolor funcional).
Se altera la liberación de catecolaminas, serotonina y neuropéptidos (como la sustancia P), generando neuroinflamación y una percepción amplificada del estímulo nociceptivo.
A nivel vesical, se ha documentado un aumento en la permeabilidad del urotelio, liberación de mediadores inflamatorios (prostaglandinas, histamina), y contracciones detrusoras dolorosas sin causa obstructiva.
Pero la vejiga no es el único blanco:
Tracto digestivo: colitis idiopática.
Piel: dermatitis autoinfligida o por alodinia.
Ritmo cardíaco y presión arterial: alteraciones por disautonomía funcional.
Este síndrome, mal llamado “cistitis idiopática felina”, es la expresión clínica de un trastorno de adaptación crónico.
El problema no está en la orina… está en la conexión cerebro-cuerpo.
Manejo real:
Identificar factores ambientales detonantes.
Reducción del estrés: enriquecimiento, control de entorno, rutina predecible.
Apoyo neuromodulador: analgésicos, ansiolíticos, nutracéuticos.
Contención emocional del paciente… y del tutor.
Porque cuando abres la caja de Pandora… no estás tratando una vejiga, sino un sistema entero que grita desde el silencio.