29/06/2025
Cuanta verdad. Denunciemos el tráfico de nuestros animales amazónicos, con ellos crecimos, tenemos la dicha de verlos aún en su ambiente cuando damos un paseo basta mirar al cielo, a las copas de los árboles, en nuestros ríos... NO NECESITAMOS TENERLOS ENCERRADOS.
::: SE DESPIDE DE "HUAYRURÍN” :::
Palabras de entrenadora de delfin fallecido
"Me dirijo respetuosamente a la opinión pública y a las autoridades, desde lo más profundo de mi dolor, tras el fallecimiento de Huayrurín, el bufeo colorado (Inia geoffrensis) que habitó en el Parque Turístico de Quistococha y que fue, para mí, más que un animal bajo cuidado: fue parte de mi vida, de mi historia, de mi corazón.
Ingresé al parque en el año 2018 como entrenadora de mamíferos acuáticos, y desde ese momento tuve la enorme responsabilidad —y el privilegio— de cuidar, entrenar y acompañar a Huayrurín. Aquel ejemplar no era solo un símbolo de nuestra Amazonía; era un ser con alma, con emociones, con una inteligencia tan aguda como su sensibilidad.
Desde el primer día noté su nobleza. Era colaborador, juguetón, curioso. Respondía con entusiasmo al entrenamiento, y eso solo era posible porque estaba en buenas condiciones físicas y emocionales. Me capacité constantemente para poder ofrecerle lo mejor, porque entendía que no se trataba de “cumplir con un trabajo”, sino de honrar una vida que ya había sido arrebatada de su entorno natural.
Claro que el parque tenía limitaciones. A veces, como ocurre con los niños que corren sin miedo, Huayrurín podía sufrir pequeños raspones al nadar o jugar. Pero jamás se descuidó su salud. Yo misma, junto al veterinario encargado, atendíamos cada herida con rapidez, cuidado y cariño. Porque mi entrega fue siempre total, y su bienestar, mi prioridad.
En diciembre de 2024, por motivos académicos y familiares, decidí dejar el parque. Y hasta esa despedida fue pensada con amor: me desvinculé de forma gradual, para que él no sintiera el vacío de golpe. Porque sé —porque lo vi— que los animales también sienten el abandono, y yo nunca le hubiera hecho daño de esa manera.
Hoy, tras su fallecimiento, circulan fotos mías con él en redes sociales, acompañadas de comentarios dolorosos y acusaciones injustas. A quienes las hacen les pregunto: ¿Dónde estaban ustedes cuando cada mañana le hablaba con ternura? ¿Cuando le curaba una herida? ¿Cuando celebraba con él cada progreso?
La necropsia ha confirmado que la causa de su muerte fue una falla cardiaca. Y sí, me duele, me duele profundamente. Pero más me duele que se utilice su muerte para señalar sin entender, para destruir sin haber construido nada, para juzgar a quienes sí estuvimos ahí, dándole amor.
Huayrurín no debió estar nunca en un parque. Llegó allí como resultado del tráfico ilegal de fauna silvestre, ese crimen que muchos siguen permitiendo, promoviendo o ignorando en Loreto. Esa es la raíz de su historia, y también del dolor que hoy compartimos. Porque mientras se sigan matando, vendiendo y comprando animales como si fueran cosas, la muerte de Huayrurín no será la última.
Esto es un llamado. Un grito desde el corazón.
No por mí, sino por todos los Huayrurines que aún están en manos del olvido y la indiferencia.
Yo lo cuidé. Yo lo quise. Yo lloré su partida.
Y hoy, con el alma rota, solo me queda decir: gracias, pequeño guerrero del río, por haber confiado en mí.
Tu recuerdo vivirá por siempre donde nadie podrá dañarlo: en el río eterno del amor que compartimos".
Con respeto y profundo pesar,
Clarita Macedo Silva
Entrenadora de mamíferos acuáticos
Parque Quistococha (2018–2024)
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