19/09/2025
👥 Tu cerebro necesita pertenecer, más que ser feliz.
La neurociencia demuestra que nuestro sistema nervioso está diseñado para priorizar la pertenencia, antes que la autenticidad.
La amígdala reacciona al rechazo social como si fuera una amenaza física.
La corteza prefrontal aprende a inhibir conductas auténticas si ponen en riesgo el vínculo.
La epigenética muestra que generaciones que vivieron rechazo, guerra o migraciones transmiten marcas biológicas que predisponen a elegir “ser aceptado” antes que “ser uno mismo”.
La psicología sistémica lo sabe bien: para no perder el vínculo, callamos, cedemos y repetimos patrones que no empezaron con nosotros.
👉 Cuando un trauma familiar no se nombra (una muerte temprana, una exclusión, una vergüenza), no desaparece. Se silencia en una generación, pero se repite en otra.
Porque lo que no se habla en voz alta, el inconsciente del sistema lo grita a través de síntomas, repeticiones o destinos similares.
🌱 La salida comienza al mirar de frente lo que el sistema calló. Reconocerlo, darle un lugar y nombrarlo es el primer paso para que deje de repetirse.
📚 Referencias:
Eisenberger, N. I. (2012). The neural bases of social pain. Psychosomatic Medicine, 74(2), 126–135. https://lnkd.in/ekuSBXpX
Van der Kolk, B. (2015). The body keeps the score: Brain, mind, and body in the healing of trauma. Penguin Books.
Yehuda, R., Daskalakis, N. P., Lehrner, A., Desarnaud, F., Bader, H. N., Makotkine, I., ... & Bierer, L. M. (2018). Intergenerational transmission of trauma effects: Putative role of epigenetic mechanisms. World Psychiatry, 17(3), 243–257. https://lnkd.in/eKru5NaJ
Guillermo Reguera Gil
This link will take you to a page that’s not on LinkedIn