11/12/2025
Cuando no vives con tu hijo, no necesitas pensar con quién dejarlo mientras trabajas, ni te desvelas por las fiebres a medianoche, ni interrumpes reuniones porque la escuela llamó.
Tienes libertad para moverte, para hacer planes sin reorganizar la vida de otro ser humano.
No cargas la culpa de llegar tarde a casa, de olvidar la merienda o de no tener respuesta para esa mirada que te pregunta: "¿por qué mi papá no está?"
Es fácil opinar sobre la madre de tu hijo, cuando ella es la que madruga, corre, resuelve, se parte en mil pedazos y aún así ama con todo el corazón.
La que se aprende las rutinas, se preocupa por la alimentación, la escuela, las vacunas, las emociones, los miedos, los sueños...
La que muchas veces también se siente sola, juzgada, cansada, pero sigue ahí: presente, constante, luchando por el bienestar emocional de su hij@.
🎯 No se trata de culpabilizar, sino de reconocer: la presencia no se mide en visitas ocasionales, sino en el peso compartido de la crianza.