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08/05/2025
04/05/2025

José María Arguedas y el examen de admisión a la Universidad de San Marcos en 1931

(…) obviando la solicitud, certificados y demás requisitos exigidos en el ingreso a la Universidad para el año académico de 1931, se pueden extraer las siguientes novedades: que el examen era escrito, único y de carácter integral, es decir, comprendía materias correspondientes a ciencias y letras. El examen escrito consistía de tres pruebas: a) resolver un cuestionario de preguntas de Ciencias, b) otro de Letras, c) prueba sobre un idioma extranjero consistente en traducir un trozo determinado de lectura. Se exigía además que las pruebas en referencia debían ser rendidas en el lapso de quince días y con un intervalo de tres días entre uno y otro examen. Las preguntas del cuestionario eran redactadas por el Director de Estudios de la Universidad, 24 horas antes de cada prueba, las que se colocaban en un sobre que, cerrado y lacrado convenientemente, se depositaba en la dirección hasta la hora del examen y finalmente se calificaban los resultados con los términos de “aprobado” o “desaprobado". En caso que el postulante hubiese desaprobado, a su solicitud se le sometía a un nuevo examen oral privado, tanto sobre las materias de los cuestionarios de examen, como de las que el Jurado quisiera plantear. Es conveniente reseñar, que este último tipo de examen se rendía en forma privada y ante un solo miembro de Jurado designado por sorteo.

En resumen, el examen de Ingreso de 1931 era escrito de tres pruebas y en caso de tener éxito el postulante tenía expedito su ingreso a la Universidad, de lo contrario podía solicitar un nuevo examen oral o matricularse inmediatamente en la "Sección Preparatoria".

En 1931 postularon 362 jóvenes, cifra superior a los inscritos en el Examen de Ingreso para los años 1930 y 1929 que fueron 182 y 186 respectivamente. Los postulantes que no ingresaban en el primer intento, de acuerdo con la ley, se matriculaban en la "Sección Preparatoria" y en el transcurso del mismo año podían ingresar al “Colegio Universitario", de acuerdo con el éxito que podrían haber tenido en el primero, segundo, tercero o cuarto trimestre de dicha sección; procedimiento que motivó dificultades para establecer en forma precisa los datos estadísticos de aprobados y desaprobados.

En 1931 ingresaron: José Alvarado Sánchez, Luis Felipe Alarco, José María Arguedas, Lilia Barrionuevo, Carlos Cueto Fernandini, René Gastulemendi, Juan de Dios Guevara, Oscar Herrera, Darío Herrera Paulsen, Jorge Heraud, Agustín Iza, Ricardo La Hoz, Ricardo Luna Vegas, Juan Vargas Ouintanilla, Arturo Pastor Boggiano, Nicanor Mujica, Carlos Pareja Paz Soldán, Guillermo Reátegui, Fernando Tossi, José Rocha, Esteban Roca, Mauricio San Martín, Alberto Tauro del Pino, Augusto Tamayo Vargas, Pedro Vargas Prado, Carlos Valcárcel, Víctor Zapata Espinoza, Rómulo Velásquez, entre otros.

Simón Pérez Alva

-Referencia bibliográfica del texto publicado:
Simón Pérez Alva. “Medio siglo de admisión a San Marcos”, Imprenta de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1969, pp. 67-69.

-Referencia de la imagen publicada:
Composición de Jose María Arguedas en el Salón General de la Casona de San Marcos. Agradecimiento: Clara Nelson Cárdenas.

14/04/2025
18/03/2025
16/03/2025

📌𝗣𝗿𝗼𝗻𝘂𝗻𝗰𝗶𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗮𝗰𝘁𝗼 𝗺𝗲́𝗱𝗶𝗰𝗼

16/03/2025

EN EL JUEGO DE LA VIDA

Por: César Campos R.

Admito que estuve siguiendo casi de reojo la polémica abierta y publica de los colegios profesionales Médico y de Odontólogos desatada hace varias semanas. Me llamaba la atención, eso sí, la abundante pauta publicitaria de este último en importantes medios audiovisuales donde se denunciaba la aparente voracidad del primero para monopolizar el llamado “acto médico”, el cual - según lo explican las partes - constituye la etapa esencial de la intervención quirúrgica de un paciente.

Para los médicos, dicha etapa solo puede ser afrontada por quienes tienen una formación profesional que permite evaluar integralmente las condiciones de ese paciente, clasificar sus problemas de salud en todo el organismo. Para los odontólogos, la cirugía bucal y maxilofacial forma parte de una emergencia quirúrgica (por fracturas y otros) y por lo tanto debe también considerársele “acto médico”.

La postura de los odontólogos fue consagrada en diciembre del año pasado a través de la ley 32210 (promulgada por el Congreso bajo el mecanismo de “insistencia” ante las observaciones de Ejecutivo) luego de una fuerte presión de dichos profesionales que calzan una curul. El Colegio Médico hizo posible, a través de otros legisladores, la revisión de tal norma y hoy está en agenda su derogatoria.

Hasta ahí los argumentos. Para mí fue necesario profundizarlos cuando el jueves 06 de marzo leí un dramático titular del diario La Razón, el cual decía: “Cirugía odontológica no es acto médico. Congreso se juega hoy salud de peruanos”.

¿Así de grave es la cosa como para sostener que el Parlamento tiene la obligación de corregir un despropósito en torno a los tratamientos médicos rigurosos y responsables? Definitivamente sí. Lo señala el sentido común y las experiencias que cualquiera haya tenido con la atención de su doctor de cabecera o responsable de realizar alguna operación.

Aquí no se trata de discriminar a odontólogos estéticos o a otras disciplinas colaterales del ancho campo de la medicina en una intervención, sino de mantener el rol primario y definitorio del médico quien podrá convocarlos si su diagnóstico lo determina. Meter en ese rol a todas esas disciplinas invita a un lento deterioro del acto médico y la oportunidad de informalizar aún más operaciones y tratamientos.
Y eso sí es jugar con la vida de todos los peruanos.

Además de ello, el portal periodístico Sudaca, a través de un artículo titulado “Odontólogos todoterreno”, introduce un elemento por investigarse: la Faculdade do Centro Oeste Paulista de Brasil (FACOP) la cual brinda cursos relacionados a odontología y procedimientos estéticos, anunció dos meses antes de aprobada la ley su llegada al Perú. FACOP ha tenido como invitado especial de uno de sus eventos nada menos que al decano del Colegio Odontologico. Según Sudaca la ley 32210 supondría para FACOP “un negocio más lucrativo”.

En este juego de (y con) la vida, parafraseando el conocido bolero de Daniel Santos, hay cuatro puertas abiertas: el hospital, la cárcel, la iglesia (por si algún odontólogo estético quiera confesar algo) y el cementerio.

https://www.expreso.com.pe/opinion/en-el-juego-de-la-vida-2/

13/03/2025

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