
14/07/2025
¿Sabías que durante un parto natural, el cuerpo de una mujer puede llegar a experimentar un dolor comparable al de fracturarse 20 huesos al mismo tiempo?
Y aun así… muchas lo hacen sin anestesia.
Aquí no hay bisturí… pero sí hay desgarros.
No hay corte… pero sí hay piel que se rompe.
La mujer empuja con todo su cuerpo, grita con todo su dolor, y aun así lo hace… despierta, consciente, entregada.
Y eso solo es el comienzo.
Algunas mujeres están horas en trabajo de parto.
Otras, más de un día.
El cuerpo tiembla. La presión baja. Los músculos se contraen como si se fueran a partir.
Y entre todo eso… ella no puede detenerse.
Tiene que seguir.
A veces, el suelo pélvico queda tan dañado que caminar, sentarse o ir al baño se vuelve una tortura silenciosa durante semanas.
Pero nadie lo dice.
Porque es “normal”. Porque es “natural”.
Y porque ser madre parece venir con la condición de aguantar sin quejarse.
Aun así, aunque el cuerpo se parta en mil,
aunque duela sentarse, aunque sangren los puntos del alma…
ella sonríe, da pecho, y sigue adelante.
El parto natural no es “más fácil” ni “más valiente”.
Es solo otra forma de nacer…
y de renacer como madre.
Si supieras todo lo que una mujer soporta en silencio…
la abrazarías más fuerte.
Este contenido tiene fines educativos y busca generar empatía y conciencia sobre el proceso de parto natural.