03/11/2025
No todo se trata de moverse, a veces el cuerpo pide quedarse quieto,
escuchar cómo se acomoda lo que fue cambiando adentro.
Esta luna —la más grande y luminosa— nos recuerda lo esencial:
que la vida también ocurre en cámara lenta,
que lo que vale la pena toma tiempo,
que el cuerpo es quien mejor sabe cuándo una raíz ya encontró su tierra.
Tauro nos invita a volver a lo simple:
al abrigo, al silencio, a los sentidos que devuelven presencia.
Después de tanto movimiento, esta lunación se siente como una pausa fértil,
una oportunidad de agradecer lo que se sostuvo
y soltar la prisa de lo que aún está madurando.
Entre esta luz y lo que está por revelarse,
Venus sigue cruzando un cielo exigente —entre cuadraturas y verdades que duelen—,
mostrándonos que incluso la belleza puede ser un acto de coraje.
Y mientras mercurio se prepara para retrogradar,
el cuerpo se vuelve brújula:
nos pide bajar el ritmo, ordenar lo que sentimos,
mirar con calma antes de avanzar.
Venus, regente de esta luna, baila entre tensiones con plutón, júpiter y quirón.
Busca armonía, pero el cielo le muestra contrastes.
Nos recuerda que no todo lo que se ve suave es liviano,
ni todo lo que duele deja de ser sagrado.
Esta luna nos invita a volver al cuerpo,
a lo que respira lento y se sostiene,
a lo que floreció sin ruido,
y también a lo que pide transformarse sin miedo.
Tauro y escorpio abren el eje del deseo,
de lo que nutre y lo que muere,
de lo que se aferra y lo que se entrega.
El equilibrio no se alcanza ordenándolo todo,
sino permitiendo que la vida se mueva con verdad.
🌕
Respira.
Agradece lo que floreció.
Honra lo que terminó.
Y deja espacio para lo que está naciendo.
No es una luna para hacer, sino para habitar.
Para quedarte un rato contigo, en silencio🫂