20/09/2025
Una enfermera se atrevió a robarle un beso a un multimillonario en coma, convencida de que nunca volvería a abrir los ojos, solo para quedar atónita cuando él la atrajo hacia sí...
En la quietud de la unidad de cuidados intensivos, donde el pitido constante de las máquinas resonaba como una nana interminable, Ananya, una enfermera de 26 años que trabajaba de noche en un prestigioso hospital privado de Bombay, nunca sospechó que un momento de imprudencia cambiaría su destino para siempre. Un beso imprudente en los labios de un hombre que no se había movido en dos años desató una tormenta inimaginable en su vida.
Su rutina diaria era sencilla: ajustar vías intravenosas, reemplazar vendajes, monitorizar equipos y, sobre todo, atender a un paciente: el Sr. Raghav Malhotra. Antaño un nombre influyente en el sector inmobiliario, su rostro había llenado periódicos y revistas de negocios de toda la India. Ahora, tras un trágico accidente de coche, yacía en silencio, sobreviviendo solo gracias a las máquinas. Para sus colegas, Malhotra era poco más que un paciente en cama a largo plazo, un cuerpo que existía entre la vida y la muerte. Pero para Ananya, cuidarlo despertaba algo inexplicable. A veces, cuando el sol del atardecer se filtraba por la ventana del hospital, resaltando sus rasgos aún apuestos, se sorprendía a sí misma susurrando: «Si estuviera despierto, seguiría siendo tan atractivo».
Esa tarde, en su turno de noche, el pasillo estaba en silencio, iluminado solo por un tenue resplandor amarillo. Entró en su habitación, ajustó la vía intravenosa y se sentó a su lado. Entonces, como presa de un impulso imprudente, un pensamiento cruzó por su mente: «Nunca despertará... ¿qué daño podría hacer un beso?».
Su corazón latía con fuerza. Casi rió de su insensatez, pero los meses de soledad, la vigilia constante y la silenciosa presencia del hombre que yacía ante ella se fundieron en una tormenta de sentimientos. Lentamente, se inclinó y presionó sus labios contra los de él.
Solo por un instante. Pero cuando ella se apartó, sucedió lo imposible: la mano que antes no tenía vida se movió.