
17/07/2025
👇🏼 En fácil:
No aprendemos a abrir el corazón desde la voluntad, sino desde el cuerpo.
Lo que llamamos “cerrarnos” no es solo una decisión emocional. Es una adaptación nerviosa. Un sistema que aprendió, por historia, por entorno, por experiencias relacionales, que sentir podía ser peligroso.
El ritmo del corazón no solo se adapta al estrés, sino que también se entrena en la relación. Esto significa que nuestro corazón literalmente cambia su patrón cuando estamos con alguien que nos mira sin juicio.
¿Y lo más chévere? Esa coherencia no solo mejora la regulación emocional. También mejora la digestión, el sueño y la capacidad de respuesta inmune. Porque abrir el corazón no es solo sentir más, es regular mejor. 💞
El problema es que muchos de nosotros crecimos sin esos entornos de mirada segura, así que nuestra línea base se volvió la contracción. Por eso, lo nuevo puede sentirse incómodo, incluso si es bonito.
No es que no quieras conectar. Es que tu cuerpo aún no sabe si puede confiar.
Y ese es el trabajo: no forzarnos a “sentir más”, sino crear condiciones donde sentir no dé miedo.
Eso, a veces, se llama amor.
Otras veces… se llama seguridad. ✨
Y se entrena.
En vínculo. En práctica. En cuerpo presente.
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