10/06/2025
𝗟𝗼 𝗲𝘀𝗰𝗿𝗶𝗯𝗶𝗺𝗼𝘀 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗻𝗲𝘀 𝗻𝗼 𝗹𝗼 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲𝗻 𝗱𝗲𝗰𝗶𝗿… 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗹𝗼 𝗲𝘀𝘁á𝗻 𝘀𝗶𝗻𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼.
🌧️ 𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐚 𝐬𝐨𝐥𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐩𝐞𝐬𝐚 𝐲 𝐥𝐚𝐬 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚𝐬 𝐲𝐚 𝐧𝐨 𝐚𝐥𝐜𝐚𝐧𝐳𝐚𝐧…
A veces la tristeza no se nota. No se grita. No se expone. Solo se siente.
Se siente en la piel, en los silencios, en los días que se arrastran como si fueran meses.
Y no siempre hace falta estar físicamente solo para sentirse completamente desconectado.
La soledad emocional no siempre es ausencia de gente, sino la sensación profunda de que no hay nadie verdaderamente cerca. Nadie con quien compartir el peso que duele adentro. Nadie que vea, sin juzgar, lo que a veces ni tú mismo logras entender.
Y cuando a esa soledad se suma la depresión, la vida se vuelve aún más cuesta arriba:
* Se pierde el sentido del disfrute.
* Se apagan las ganas de hablar, de moverse, de luchar.
* Se instala el cansancio emocional como un huésped que no se quiere ir.
Pero no estás solo. Y no tienes que hacerlo solo.
Estudios recientes demuestran que las personas que se atreven a pedir ayuda, incluso en los momentos más oscuros, logran reducir significativamente su malestar, e incluso prevenir recaídas futuras (Cuijpers et al., 2020; Matthews et al., 2019).
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