22/11/2024
Si no te equivocas de vez en cuando, es que no lo intentas. El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada. La vida es elegir y en cada decisión, la vida toma una dirección, se bifurca, se desdobla, nos sorprende. La vida es un constante de prueba y error. Equivocarse forma parte de la vida, es natural, es necesario. Tenemos que permitirnos probar, equivocarnos y aprender, aceptar el error como parte del ciclo de aprendizaje. No se equivoca quién ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas; se equivoca el que por temor a equivocarse, no camina. Posiblemente, los peores errores de nuestra vida son los que no cometemos. El error se ve como algo negativo, como un obstáculo, como algo que debe evitarse u ocultarse a toda costa. Tenemos miedo a equivocarnos, seguimos sin comprender que si no nos equivocamos de vez en cuando, no aprovechamos todas nuestras oportunidades; nuestros errores son una oportunidad para hacer las cosas de una forma diferente. Atreverse, arriesgar todo lo conseguido para lograr algo más valioso. “Si no puedes fallar, entonces no vale la pena.
Cómo gestionamos nuestras equivocaciones dice mucho de nosotros, de quiénes somos y de cómo funcionamos. A veces confundimos los errores con los fracasos (el fracaso es un error del que no se aprende) o no aceptamos la responsabilidad de habernos equivocado. Reconocer que nos hemos equivocado y no atribuir la “culpa” a otros distingue a las personas que aprenden de los errores de las que sólo tropiezan con ellos. Responsabilizarse, no culpar “Si cerráis la puerta a las equivocaciones, también la verdad se quedará fuera” (Rabrindanath Tagore). El valor del aprendizaje es el valor de la humildad.