31/07/2025
Sentirse enojada por los dolores de la fibromialgia es completamente válido y comprensible. No estás sola en esa experiencia. Aquí te explico algunas razones por las que es común que surja ese enojo:
1. Dolor constante y debilitante
Vivir con dolor crónico, como el que provoca la fibromialgia, agota la paciencia. Es frustrante despertar y sentirte mal sin haber hecho nada "malo". Esa falta de control sobre tu cuerpo genera impotencia y, con ella, enojo.
2. Falta de comprensión
Muchas personas con fibromialgia sienten que los demás —incluso profesionales de la salud— no las entienden o no las toman en serio. Esa invalidación puede volverse un peso emocional muy grande.
3. Impacto en tu vida diaria
La fibromialgia afecta el sueño, la energía, la concentración (lo que se conoce como “fibroniebla”) y la capacidad de trabajar, socializar o disfrutar de cosas simples. Esto interfiere directamente con tu calidad de vida, y puede generar ira por las pérdidas que eso implica.
4. Culpa o presión interna
Tal vez te exiges seguir funcionando como antes, o sientes que decepcionas a otros. Esto puede volverse rabia hacia ti misma o hacia la enfermedad.
5. El enojo como forma de lucha
A veces, la ira es una respuesta natural del cuerpo y la mente para defenderte del sufrimiento constante. Es una señal de que algo no está bien y de que necesitas apoyo, descanso o validación.
¿Qué puedes hacer con ese enojo?
Exprésalo sin juzgarte. Escribir, hablar con alguien de confianza o con un terapeuta puede ayudarte a soltarlo sin reprimirlo ni dejar que te consuma.
Reformularlo. En lugar de verlo como algo negativo, intenta verlo como una señal de que tu cuerpo necesita cuidados y tu situación merece atención.
Buscar apoyo especializado. Psicólogos que trabajan con dolor crónico pueden ayudarte a canalizar esa ira de forma saludable.
Comunidades de pacientes. Hablar con otras personas que tienen fibromialgia puede darte un espacio donde no tengas que explicar ni justificar tu enojo.