19/07/2025
¿TRISTE? ¿DEPRIMIDO? PONTE A HACER COSAS
Aunque la Terapia de Activación Conductual (AC) es una intervención psicológica basada en principios del aprendizaje y la conducta, sus efectos no se limitan al plano conductual o emocional: también produce cambios reales y medibles en la fisiología y neuroquímica del cerebro.
A continuación te explico cómo y por qué esta terapia, aparentemente simple (hacer más cosas agradables y con sentido), impacta la biología cerebral de las personas con depresión:
🧠 1. Incremento en la liberación de dopamina y otros neurotransmisores
La depresión suele estar asociada a una disminución de la dopamina, el neurotransmisor vinculado al placer, motivación y recompensa.
Cuando una persona deprimida comienza a participar activamente en actividades gratificantes (aunque al principio no le resulten placenteras), el sistema de recompensa cerebral —especialmente en regiones como el estriado ventral y el núcleo accumbens— empieza a activar rutas dopaminérgicas.
👉 Resultado: aumento progresivo de motivación, interés y sensación de gratificación, que ayuda a romper el círculo vicioso de anhedonia y apatía.
🧠 2. Normalización de la actividad en la corteza prefrontal
En depresión, suele observarse una hipoactividad en la corteza prefrontal dorsolateral izquierda, que se relaciona con:
Dificultades para planificar.
Déficit de atención.
Rumias negativas constantes.
La activación conductual, al establecer estructuras claras de acción, metas pequeñas y refuerzo de logros, ayuda a estimular esta región, mejorando las funciones ejecutivas y reduciendo la sobrecarga de pensamientos negativos.
🧠 3. Reducción de la hiperactividad de la amígdala
La amígdala, núcleo implicado en la detección de amenazas y procesamiento emocional negativo, suele estar hiperactivada en personas deprimidas, lo que contribuye a la tristeza persistente, irritabilidad y respuestas de estrés exageradas.
Al promover experiencias positivas, interacciones sociales reforzantes y actividades con sentido, la AC contribuye a que el cerebro modere esta hiperrespuesta emocional.
👉 Resultado: menos reactividad emocional negativa, y más capacidad para experimentar emociones positivas.
🧠 4. Modulación del eje HHA (hipotálamo-hipófisis-adrenal)
La depresión también está asociada a un desequilibrio del sistema de respuesta al estrés, especialmente del eje HHA, que regula la producción de cortisol (hormona del estrés).
Participar activamente en actividades placenteras, físicas o sociales, tiene un efecto regulador sobre este sistema:
Reduce el nivel basal de cortisol.
Mejora la respuesta adaptativa al estrés.
Esto se traduce en menos fatiga, más energía, mejor sueño y mayor resiliencia fisiológica.
🧠 5. Neuroplasticidad positiva y aprendizaje experiencial
La repetición de acciones gratificantes —aunque sean pequeñas— refuerza circuitos cerebrales saludables, especialmente aquellos relacionados con:
El refuerzo positivo.
La autorregulación emocional.
La planificación y toma de decisiones.
La práctica regular de nuevas conductas genera cambios estructurales y funcionales duraderos a nivel sináptico: un proceso conocido como neuroplasticidad.
📌 En resumen
Aunque la Activación Conductual no actúa directamente sobre los neurotransmisores como lo haría un antidepresivo, su efecto es biopsicológico, porque:
✅ Aumenta la dopamina y otros neuromoduladores.
✅ Reactiva circuitos frontales ejecutivos.
✅ Reduce la hiperactividad emocional y fisiológica del sistema límbico.
✅ Modula el eje del estrés.
✅ Promueve la neuroplasticidad mediante experiencias reforzantes.
En otras palabras: al cambiar lo que hace una persona, cambia su cuerpo, su cerebro, y su experiencia emocional. Y ese es precisamente el poder del enfoque conductual: transformar el mundo interno a través del cambio en la acción.
Fuentes:
🧠 1. Dopamina y sistema de recompensa
Nestler, E. J., & Carlezon, W. A. (2006). The mesolimbic dopamine reward circuit in depression. Biological Psychiatry, 59(12), 1151–1159.
Treadway, M. T., & Zald, D. H. (2011). Reconsidering anhedonia in depression: lessons from translational neuroscience. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 35(3), 537–555.
Lewinsohn, P. M. (1974). A behavioral approach to depression. In: Friedman, R. J., & Katz, M. M. (Eds.) The Psychology of Depression: Contemporary Theory and Research.
🧠 2. Corteza prefrontal y funciones ejecutivas
Drevets, W. C., Price, J. L., & Furey, M. L. (2008). Brain structural and functional abnormalities in mood disorders: implications for neurocircuitry models of depression. Brain Structure and Function, 213(1-2), 93–118.
Mayberg, H. S. et al. (2005). Deep brain stimulation for treatment-resistant depression. Neuron, 45(5), 651–660.
Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., & Emery, G. (1979). Cognitive Therapy of Depression. Guilford Press. (por su relación con las funciones cognitivas alteradas en la depresión)
🧠 3. Amígdala e hiperreactividad emocional
Ressler, K. J., & Mayberg, H. S. (2007). Targeting abnormal neural circuits in mood and anxiety disorders: from the laboratory to the clinic. Nature Neuroscience, 10(9), 1116–1124.
Sheline, Y. I. et al. (2001). Increased amygdala response to masked emotional faces in depressed subjects resolves with antidepressant treatment: an fMRI study. Biological Psychiatry, 50(9), 651–658.
🧠 4. Eje HHA y cortisol
Pariante, C. M., & Lightman, S. L. (2008). The HPA axis in major depression: classical theories and new developments. Trends in Neurosciences, 31(9), 464–468.
McEwen, B. S. (2007). Physiology and neurobiology of stress and adaptation: central role of the brain. Physiological Reviews, 87(3), 873–904.
🧠 5. Neuroplasticidad y aprendizaje
Davidson, R. J., & McEwen, B. S. (2012). Social influences on neuroplasticity: stress and interventions to promote well-being. Nature Neuroscience, 15(5), 689–695.
Doidge, N. (2007). The Brain That Changes Itself: Stories of Personal Triumph from the Frontiers of Brain Science. Viking Press.
Neacsiu, A. D., Bohus, M., & Linehan, M. M. (2014). Dialectical behavior therapy skills use as a mediator and outcome of treatment for borderline personality disorder. Behaviour Research and Therapy, 60, 7–17. (incluye datos sobre cambio sináptico en tratamientos conductuales estructurados)
Bibliografía general sobre Activación Conductual
Martell, C. R., Dimidjian, S., & Herman-Dunn, R. (2010). Behavioral Activation for Depression: A Clinician’s Guide. Guilford Press.
Jacobson, N. S., Martell, C. R., & Dimidjian, S. (2001). Behavioral activation treatment for depression: returning to contextual roots. Clinical Psychology: Science and Practice, 8(3), 255–270.
Dimidjian, S., Barrera, M., Martell, C., Muñoz, R., & Lewinsohn, P. (2011). The origins and current status of behavioral activation treatments for depression. Annual Review of Clinical Psychology, 7, 1–38.