02/08/2024
Actualmente se considera que a partir del 1 de agosto empieza el mes de la Pachamama o madre tierra, lo cual evidentemente es una adaptación cronológica, pues antiguamente el tiempo no se medía de la manera que actualmente se hace, es decir, con el calendario gregoriano. Sin embargo, esta época del año en Cusco corresponde al tiempo de escasez de lluvia, un clima seco, con un cielo muy despejado, con un sol ardiente y bajas temperaturas nocturnas y al amanecer. Un tiempo donde la vegetación muere, lo cual la cultura andina, simbólicamente, lo entendía como una especie de muerte de la naturaleza. Por tal motivo, en la antigüedad, el hombre andino realizaba ceremonias propiciatorias para establecer una conexión favorable con las fuerzas divinas o naturales, se realizaban ofrendas a las fuerzas o espíritus de la naturaleza. Había sacerdotes con la habilidad de comunicarse con los poderes transpersonales de la psique, fuerzas antidiluvianas que se cree residen en el interior de las montañas, entidades de orden divino. A través de esta comunicación, estos sacerdotes recibían la comprensión sobre cómo guiar a su pueblo, organizar la sociedad o administrar el mundo material. Hoy en día estas ofrendas son llamadas despachos o pagos y los propósitos con los cuales se hacen son muy diversos, pero poco conectados con las intenciones que antiguamente tenían. Lo que se buscaba era establecer una comunicación con las fuerzas divinas y entrar en comunión con este proceso de muerte y renacimiento de la naturaleza, pues el alma también requería de esta muerte simbólica para poder experimentar el renacimiento de la energía vital.
El culto a la madre tierra resulta muy importante en esta época postmoderna y visto desde una epistemología participativa, la cual sostiene que el conocimiento no es una mera representación de la realidad, sino que se co-crea a través de la participación activa del sujeto en el objeto de estudio. En el caso del culto a la Pachamama, esto implica que el conocimiento sobre la naturaleza y sobre la matriz divina o madre tierra se construye a través de prácticas rituales, mitos, leyendas y una profunda conexión simbólica con la naturaleza. Sin embargo, es importante entender que La Madre Tierra no es un objeto de estudio, sino un sujeto con el que se establece una relación de respeto y cuidado.