24/06/2024
La ansiedad y la depresión son fenómenos que están estrechamente relacionados porque forman parte de un mismo espectro, es como si estuvieran emparentados. Dada su naturaleza, no hay razones para considerarlas independientes o excluyentes, a pesar de sus diferencias, su coexistencia se refleja en la comorbilidad psicológica presente en varios trastornos.
Un mismo continuo donde ubiquemos estos fenómenos es la base para identificar de dónde partimos y hacia donde vamos. La consideración de "síntomas" o "manifestaciones" de algo subyacente puede parecer lógica; sin embargo, ¿dónde está eso subyacente sin reificar el mismo problema?
Cabe destacar el modelo tripartito sobre la afectividad, ansiedad y depresión (Clark y Watson, 1991) que enfatiza las comunalidades y diferencias entre la ansiedad y depresión, el cual está constituido por 3 elementos: afecto negativo, hiperactivación fisiológica y anhedonia; siendo el "afecto negativo" el componente común entre los trastornos de ansiedad y depresivos, lo cual explicaría su relación.
En ese sentido, la ansiedad y la depresión comparten síntomas de malestar emocional, más que un solapamiento diagnóstico como tal, es decir, el aspecto común consiste en que ambas están relacionadas con una variable temperamental: afecto negativo (neuroticismo).
Dicho esto, a nivel clínico, resulta relevante evaluar o intervenir cada una de ellas considerando sus aspectos comunes o transdiagnósticos y no limitarse a sus aspectos específicos.