18/08/2025
LOS SUEÑOS DE UN YATIRI, SANADOR ANDINO
2. Los puentes de Sillustani
Estoy en una competencia, es una maratón de atletismo. Recordé que, tiempo atrás, ya había recorrido ese tramo escarpado, con subidas y descensos. El tiempo y el espacio cambiaron de escenario, y ahora me encontraba en una ciudad donde viví de adolescente, preparándome para la travesía. Vi a mi hermano menor mudarse de casa, y aunque lo ayudé en el traslado de sus pertenencias, él no me reconocía.
Comencé a correr. Vi dos puentes atravesados en un mismo río, por los que se debía cruzar al otro extremo. Opté por el de la izquierda, que fue agotador y pesado, mientras que los demás atletas fueron por el de la derecha, que resultó simple y liviano. Llegué a un control, y la persona encargada me pidió mi documento de identidad. Estaba seguro de no llevarlo, pero al revisar el bolsillo de mi camisa encontré una imagen congelada de mi rostro. Continué caminando.
Más adelante, encontré dos pasadizos para elegir. Otros atletas caminaban lentamente en fila por el pasadizo derecho. Elegí el pasadizo izquierdo para atravesarlo libremente. Llegué a una ciudad de muros blancos; todo el entorno era de color blanco. Varias personas transitaban confundidas, sin saber hacia dónde ir. Les indiqué que tomaran el camino izquierdo: una calle angosta con pendiente pronunciada que bordeaba un cementerio. Me adelanté rápidamente hasta llegar a la cabecera de la construcción y crucé hacia el camino derecho. Aquellas personas a las que ayudé me sobrepasaron velozmente, recuperaron sus fuerzas y su orientación. Continué intentando llevar el ritmo de las demás personas, mis pasos se fueron cansando y avancé lentamente. De pronto, apareció corriendo un grupo de atletas de tiempos antiguos, semejantes a momias egipcias con vendajes viejos; atravesaron mi cuerpo con facilidad para seguir su camino apresurado. Entonces escuché una voz que decía: “No se distraigan, sigan adelante”.
En el desierto, el suelo estaba conformado de arena blanca, el polvo blanco circulaba en el aire como una neblina, y a lo lejos, en el lado derecho, se alcanzaban a ver unas pirámides blancas.
En otra escena, estaba trabajando en una obra de construcción. Era un lugar nuevo para mí. Me pidieron conectar dos mangueras gruesas cuyos acoples se parecían a los genitales masculino y femenino. Dudé en hacerlo, todos ayudaban; era un gran equipo. Intentamos varias veces, pero no encajaba. Al revisar uno de los acoples, vimos salir un animal flaco y monstruoso, envuelto en babas oscuras, que se deslizó cerca de un compañero de trabajo, envolviéndolo con sus aguas turbias semejantes a la descarga de un buzón de desagüe atorado. Luego me indicaron conectar otras dos mangueras delgadas por donde fluía un extraño líquido, pero antes debía liberar un seguro acondicionado en su acople. Tampoco pude conectar. El experto intervino, vertiendo el extraño líquido en un pozo de agua. Revisó el acople y halló unos retenes de jebe que no correspondían. Los retiró y reparó la falla. Aprendí que antes de reparar algo es necesario cortar el flujo, como cuando se corta un circuito eléctrico con la llave general.
Más adelante, limpié el cuerpo sin vida de una persona de piel clara, recostada sobre una mesa. Me pareció mi propio cuerpo, y pensé que algún día podría habitarlo. Reflexioné entonces: los órganos de ese cuerpo se deterioran si no están en funcionamiento. Comprendí que el cuerpo es solo un vehículo, y lo esencial es la energía que lo anima.
Reflexión
Los espíritus que moran en lugares sagrados nos hablan con símbolos: los puentes, las personas confundidas, el polvo en el aire, un cuerpo vacío… todos son mensajes. Nos recuerdan que no somos solo cuerpo, sino energía en movimiento; cada obstáculo, cada decisión es un maestro que despierta la conciencia, y la evolución es aprender a leer su lenguaje sagrado e invisible.
Este viaje onírico aporta símbolos sobre los caminos de la derecha y la izquierda, la dirección en que fluye la energía a través del cuerpo físico, y también muestra pautas ancestrales para realizar una sanación.
́nancestral
