09/07/2025
Ese día entendí el verdadero significado de no automedicarme …
Me sentía mal, pero no lo suficiente como para ir al hospital.
Ya sabía lo que era…
una infección, como las de siempre.
Fiebre, dolor, debilidad. Nada nuevo.
Tomé unos antibióticos que tenía guardados, de una vez anterior.
Tres días después, seguía igual.
Cinco días después, peor.
Siete días después… en urgencias.
—
El médico me miró con seriedad.
“Tenemos que esperar el resultado del cultivo”, dijo.
Pero algo en su tono me hizo entender que no era una espera cualquiera.
Cuando el papel llegó, me lo mostraron.
Era una lista larga… y al lado de cada medicamento, una palabra repetida:
Resistente.
Resistente.
Resistente.
A todo.
Incluso a lo último que quedaba.
Colistina.
El “último recurso”, me dijeron.
Una medicina que ya no servía en mi cuerpo.
Porque la bacteria que tenía… ya se lo sabía todo.
—
Y no fue culpa de una sola infección.
Fue el resultado de años de malas decisiones pequeñas:
tomar antibióticos sin necesitar,
dejarlos antes de tiempo,
usar lo que le sirvió a un amigo,
exigir recetas por costumbre,
creer que “un antibiótico por si acaso” no hacía daño.
Y ahora… ningún antibiótico podía ayudarme.
—
Ese fue el día en que me di cuenta:
los antibióticos no son eternos.
Y su poder depende de cómo los usamos.
Malgastarlos es escupir al futuro.
Hoy estoy vivo.
Pero no todos tienen la misma suerte.
Por eso hoy te digo, con toda la claridad que da el miedo vivido:
👉🏽 No te automediques.
👉🏽 No tomes antibióticos por tu cuenta.
👉🏽 No pongas en juego tu futuro por una falsa seguridad.
👉🏽 Busca ayuda médica profesional
La resistencia antimicrobiana no se ve…
hasta que ya es demasiado tarde.
Y cuando llega… no hay botón de reinicio.
——
Advertencia: esta información es de carácter académico e informativo. No reemplaza la valoración médica presencial ni debe utilizarse para autodiagnóstico. Ante cualquier síntoma, consulta siempre con un profesional de salud.