20/04/2025
Reacciono con sensibilidad a las declaraciones de Robert F. Kennedy Jr. sobre el autismo (TEA).
Como psicóloga clínica comprometida con la población con TEA, pero sobre todo como tía de un niño maravilloso con autismo, me siento en la responsabilidad de alzar la voz ante las declaraciones recientes del Sr. RFK Jr. sobre este tema.
Decir que las personas con TEA “no podrán trabajar”, “no jugarán béisbol” o “no usarán el baño sin ayuda” no solo es falso: es profundamente injusto y estigmatizante. Es perpetuar una visión limitada y dañina que niega la dignidad, el potencial y los logros reales de millones de personas con TEA.
Mi sobrino, a quien amo profundamente y del que estoy orgullosa, ha demostrado una y otra vez que el autismo no es un impedimento para tener una vida plena. Tiene un excelente desempeño académico, practica karate con disciplina y pasión y mantiene relaciones familiares y sociales sanas, enriquecedoras y llenas de afecto. Él es una prueba viva de que el autismo no debe verse como una tragedia, sino como una forma distinta de experimentar el mundo. Obviamente tiene unos padres comprometidos, que no fallan a los servicios relacionados de terapias, que dan la milla extra por él, que lo guían, lo educan y lo corrigen como lo que es… un niño maravilloso y eso es la base de todo.
Por supuesto, reconozco —como profesional y como familiar— que dentro del espectro de autismo existen distintos niveles de ayuda y necesidades. Algunas personas requieren más apoyo que otras y eso debe ser reconocido con sensibilidad y respeto. Pero ninguna de ellas debería ser reducida a una caricatura de incapacidad. Cada persona con TEA tiene un valor único, un potencial a desarrollar, limitaciones, pero también hay fortalezas y sobre todo una historia digna de ser contada con verdad y compasión.
El enfoque del Sr. Kennedy de buscar causas ambientales y hablar de una “epidemia” desvía la atención de lo que realmente importa: invertir en servicios adecuados, capacitar a la sociedad, sobre todo a aquellos que impactan la vida de las personas con TEA ( maestros, terapeutas, asistentes, médicos, entre otros) promover la inclusión y defender el valor intrínseco de cada ser humano, más allá de cualquier diagnóstico.
Mi fe, mi vocación y mi experiencia me confirman algo claro: cada vida tiene propósito. Nos debe guiar el respeto, la empatía y la verdad científica, no el miedo, la desinformación, ni la polémica.
Les abrazo con respeto,
Dra. Olga I Cruz Román 🌸