15/04/2020
La emergencia mundial por el COVID-19 nos afecta en múltiples formas, ya sea en el área física, psicológica y/o económica. Estamos enfrentando retos a nivel individual y colectivo. En términos individuales nos toca lidiar con nuestras propias destrezas de afrontamiento. A su vez, en términos sociales, se ha puesto a prueba nuestra empatía, responsabilidad y solidaridad.
Una pandemia de gran magnitud como es el COVID-19, implica una perturbación psicosocial que puede exceder nuestra capacidad de calma y de racionalidad. Incluso, en estos tiempos es común escuchar frecuentemente sobre el miedo. El miedo es una de las emociones básicas por excelencia, necesaria y adaptativa, en muchas ocasiones, que se activa ante la presencia de una amenaza, ya sea una percepción o interpretación de daño o peligro, para nuestro bienestar físico y/o psicológico. De la misma manera, es común escuchar sobre la ansiedad, la cual es una respuesta anticipatoria involuntaria a una amenaza, y nos anticipa algún peligro en el futuro. Esta información es vital dado que nos ayuda a prepararnos y a protegernos. Es por esto que la ansiedad, además de ser normal y natural ante situaciones de estrés, es necesaria para sobrevivir. No obstante, éstas no son las únicas emociones y/o respuestas emocionales presentes en este momento histórico, sino que hay un abanico de opciones que se registran en la población.
Sin embargo, ¿qué sucede cuando los niveles de ansiedad escalan demasiado? Pues, disminuye la habilidad para pensar con claridad, se efecta la capacidad de tomar decisiones, se lacera la capacidad de juicio y se trastoca el manejo efectivo de las situaciones. El manejo adecuado de las emociones es un trabajo complejo que requiere de introspección y autoconocimiento.
Aquí varias recomendaciones para su manejo en tiempos de COVID-19:
1. Reconocer y comprender las emociones
2. Identificar los detonantes
3. Desconectarte un poco de aquello que promueve aquellas emociones desagradables y que no fomentan bienestar
4. Promover el autocuidado por ejemplo, meditando, haciendo ejercicios, alimentándose saludablemente, durmiendo de 7 a 9 horas diarias
5. Buscar tareas y roles dentro del sistema familiar para que se sienta útil y se mantenga con la mente ocupada
6. Identificar una red de apoyo con la que pueda tener procesos catárticos (ventilación de emociones), ya sean familiares o amistades
7. Si siente que solo o sola no lo puede lograr, reconozca la importancia de un profesional de ayuda en el área de salud mental
Tamara E. Clemente Cintrón
Psicóloga