
25/07/2025
Muy acertadas esas palabras.
Leer los comentarios sobre el feminicidio de una colega psicóloga me ha dejado con un n**o en la garganta. Entre el dolor y la rabia, veo cómo se lanzan juicios crueles: “¿Cómo no se dio cuenta?”, “¿Y no era psicóloga?”
Como si nuestro conocimiento nos blindara del daño, del abuso, del miedo, de las dinámicas que también pueden atraparnos. Como si ser psicóloga nos hiciera invulnerables al machismo, al control, a la violencia.
No. No somos inmunes.
Los y las psicólogas somos humanas. También amamos, dudamos, perdonamos, esperamos, callamos, tememos, nos rompemos. También podemos estar en relaciones donde la violencia es invisible al principio o normalizada por años.
No es momento de culpar a la víctima. Es momento de preguntarnos qué tanto seguimos justificando, minimizando o invisibilizando la violencia que viven las mujeres, incluso las que tienen títulos, doctorados o consultorios llenos.
Lo que necesitamos no son dedos acusadores, sino redes que acompañen, que sostengan, que escuchen y que no duden de la víctima.
Desde aquí, todo mi respeto y amor a su memoria.
Y toda mi fuerza a quienes siguen luchando por salir.