02/06/2023
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Ojo con las clases de "supervivencia acuática". No todo lo que se ve en videos es la realidad.
Todos los veranos, tenemos incidentes desgraciados en cuerpos de agua y entonces vemos a los medios de la televisión saltando a buscar recomendaciones de "expertos" que en muchos casos aprovechan la situación para hacer su publicidad. Recientemente pude leer y escuchar a un instructor o instructora recomendar natación desde los 6 meses de edad. Gente no sean ilusos, este tipo de recomendación no tiene otro resultado que crear falsas expectativas, sobre confianza en seguridad acuática y muchas pero muchas veces, casos de niños traumados por un insistencia casi obsesiva de que los niños aprendan a nadar cuando aún ni caminan.
El desarrollo del niño es variable, en la mayoria de los casos esos niños que usan para promover estos programas, suelen ser la excepción y no la norma general.
A la edad de 6 meses usted puede meter el bebé al agua y crear ese vínculo acuático que espera perdure luego para poder disfrutar de las actividades acuáticas seguras, pero de eso a unas clases de natación formales, estructuradas y con expectativas reales de éxito hay un buen trecho..
No se dejen ilusionar por esos videos extraordinarios. Para empezar contéstense la siguiente pregunta. ¿Por qué yo quiero que mi hijo aprenda a nadar desde bebé?
A) Para que si se cae al agua no se ahogue
😎 Para sentirme más seguro @ si estamos cerca de la piscina
C) Porque vamos a construir una piscina
D) Porque si vamos en bote y se me escapa y cae al agua...
Ahora vayamos por cada una de las posibles respuestas
A) Parte de la premisa de que el niño no está siendo bien supervisado cerca de un cuerpo de agua
😎 A usted le importa su tranquilidad no la del niño, está delegando la seguridad de un infante a sí mismo
C) Si usted va a construir una piscina, lo primero que debe saber es que si tiene niños, debe tener un cierre de acceso 100% a su alrededor. No es una opción. Incluso sepa que es ilegal tener una piscina visible desde afuera y que los niños o cualquier persona pueda ver desde la calle por ejemplo, una marquesina abierta y la piscina visible desde afuera. Se le conoce como un peligro atrayente.
Si va en bote, por ley todo menor de 12 años TIENE QUE TENER UN CHALECO SALVAVIDAS.
En todo caso los programas recomendados por la Academia Americana de Pediatras son aquellos donde no se fuerza a los niños a un aprendizaje para el cual aun no están desarrollados ni física ni cognitivamente. Nuevamente, hay niños que tienen una predisposición al agua, no todos aprenden de la misma forma.
Por años he recibido estudiantes traumados que pasan por el proceso de este tipo de programa y muchos de ellos quizás aprenden a nadar "a las malas", para después ni acercarse al agua. Supervivencia en el agua, es un titular que abarca mucho más que un chapuzón y un viraje en el agua. No deleguen la responsabilidad de la seguridad acuática a sus hijos, esa es su total responsabilidad. Los casos de ahogamiento que tenemos, por tristes que son, tienen básicamente el mismo denominador común, negligencia de los adultos.
Si usted va a llevar a su hijo a una clase de natación, que ésta sea una divertida, y diseñada de acuerdo a las destrezas que tienen por edad. LLevar a los niños a una clase para verlos llorar, porque usted lo quiere obligar a algo que incluso posiblemente usted no sabe hacer, es maltrato innecesario.
Sea responsable en la supervisión de sus hijos.
Si va a una piscina, usted debe estar todo el tiempo al alcance de un brazo no sentado en una silla bebiendo cervezas.
Si decide ponerle un flotador personal, busque uno que vaya puesto, como chalecos, cinturones de flotación o un chaleco salvavidas aprobado por el Coast Guard, que garantiza que el niño no quedará con la cara sumergida.
Evite los tubitos para agarrarse, Chalecos inflables, boyitas inflables de brazos, los que son en forma de donas. La seguridad acuática no es algo de temporada. La seguridad acuática es responsabilidad de los adultos, y las clases de supervivencia no son para todos.
En la foto
Sebastián, hoy de 7, a sus tres años demostrando en agua salada su comodidad nadando y abriendo sus ojos bajo el agua.