13/10/2025
𝗖𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝘂𝗻 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝘁𝗲 𝗺𝗶𝗿𝗮: 𝗰𝗼𝗺𝘂𝗻𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝘆 𝗲𝗺𝗽𝗮𝘁í𝗮 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰í𝗳𝗶𝗰𝗮
"Llegas a casa agotado. Cierras la puerta, suspiras. Tu perro te recibe moviendo la cola, pero en cuanto nota tu tono y tu gesto, se detiene. Te observa en silencio, ladea la cabeza, y suavemente se acerca, como si midiera la distancia justa entre respeto y consuelo."
Lo hemos sentido todos: esa sensación de que nos entienden sin palabras. Pero ¿realmente un perro puede “leer” nuestras emociones? Y si lo hace, ¿cómo lo consigue?
La ciencia lleva años tratando de responder a estas preguntas, y los resultados son tan fascinantes como reveladores: sí, 𝗹𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗰𝗶𝗯𝗲𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀, responden a ellas, y en algunos casos pueden llegar a sincronizar su propio estado emocional con el nuestro. No es telepatía, ni pura intuición; es biología, aprendizaje y 𝘂𝗻𝗮 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗲𝘃𝗼𝗹𝘂𝘁𝗶𝘃𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗶𝗱𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼𝘀 𝘂𝗻𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗵𝗮𝗰𝗲 𝗺𝗶𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗮ñ𝗼𝘀.
➡️ 𝗟𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝗹𝗲𝗲𝗻 𝗺á𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗱𝗲𝗰𝗶𝗺𝗼𝘀
Sabemos hoy que los perros son 𝗰𝗮𝗽𝗮𝗰𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗱𝗶𝘀𝗰𝗿𝗶𝗺𝗶𝗻𝗮𝗿 𝗲𝘅𝗽𝗿𝗲𝘀𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗳𝗮𝗰𝗶𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗮𝘀, y no solo eso: combinan lo que ven con lo que oyen. Si sonríes con una voz amable, se acercan. Si frunces el ceño y hablas con dureza, bajan la cabeza o desvían la mirada. En experimentos con imágenes y sonidos, los perros 𝗿𝗲𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗵𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗰𝗮𝗿𝗮 𝘆 𝘂𝗻 𝘁𝗼𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝘃𝗼𝘇 Albuquerque et al., 2016; Müller et al., 2015).
Esto significa que no 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗼𝗻𝗱𝗲𝗻 solo a un gesto o a una palabra suelta, sino 𝗮𝗹 𝗰𝗼𝗻𝗷𝘂𝗻𝘁𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗱𝗲𝗹 𝗺𝗲𝗻𝘀𝗮𝗷𝗲.
Procesan la información de forma multimodal, integrando estímulos visuales, auditivos e incluso olfativos 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗽𝗿𝗲𝘁𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲𝗻 𝗱𝗲𝗹𝗮𝗻𝘁𝗲..
➡️ 𝗗𝗲 𝗽𝗲𝗿𝗰𝗶𝗯𝗶𝗿 𝗮 𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿: 𝗲𝗹 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗮𝗴𝗶𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹
Percibir una emoción no siempre implica sentirla, pero 𝗲𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝗮𝗺𝗯𝗮𝘀 𝗰𝗼𝘀𝗮𝘀 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲𝗻 𝗰𝗼𝗶𝗻𝗰𝗶𝗱𝗶𝗿. Los estudios sobre contagio emocional —la transmisión automática de un estado afectivo entre individuos— muestran que 𝗹𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲𝗻 𝗮𝗱𝗼𝗽𝘁𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝘁𝗼𝗻𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗱𝗲 𝘀𝘂𝘀 𝘁𝘂𝘁𝗼𝗿𝗲𝘀.
Cuando las personas muestran signos de estrés (elevación del cortisol o del ritmo cardíaco), los perros con un vínculo fuerte 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗲𝗻 𝗮 𝗺𝗼𝘀𝘁𝗿𝗮𝗿 𝗮𝘂𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼𝘀 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗹𝗲𝗹𝗼𝘀 𝗲𝗻 𝘀𝘂𝘀 𝗽𝗿𝗼𝗽𝗶𝗼𝘀 𝗻𝗶𝘃𝗲𝗹𝗲𝘀 𝗵𝗼𝗿𝗺𝗼𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀. (Katayama et al., 2019).
Es decir, 𝗲𝗹 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗱𝗲𝘁𝗲𝗰𝘁𝗮 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿: 𝗹𝗼 𝗲𝘅𝗽𝗲𝗿𝗶𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗲𝗻 𝘀𝘂 𝗽𝗿𝗼𝗽𝗶𝗼 𝗰𝘂𝗲𝗿𝗽𝗼.
Esto explica por qué, cuando estamos tensos, nuestros perros también parecen inquietos o más reacios a colaborar. Y al contrario: cuando nos mantenemos calmados, ellos también lo hacen. La sincronía emocional no es casualidad, 𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗿𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗯𝗶𝗼𝗹ó𝗴𝗶𝗰𝗮 𝗮 𝘂𝗻 𝗹𝗮𝘇𝗼 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗼.
➡️ 𝗠𝗶𝗿𝗮𝗱𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮𝗻 𝗴𝘂í𝗮: 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹
Ante situaciones ambiguas —una persona desconocida, un ruido nuevo, un objeto extraño—, 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝗻𝗼 𝗮𝗰𝘁ú𝗮𝗻 𝗽𝗼𝗿 𝗶𝗺𝗽𝘂𝗹𝘀𝗼: 𝗺𝗶𝗿𝗮𝗻 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗼 𝗮 𝘀𝘂𝗹 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗼𝗻𝘀𝗮𝗯𝗹𝗲.
Este comportamiento, conocido como 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹 𝗿𝗲𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗻𝗴, demuestra que los perros buscan orientación emocional en nosotros. Si mostramos serenidad, se aproximan. Si mostramos miedo o rechazo, suelen evitar el estímulo.
Este mecanismo, 𝗱𝗼𝗰𝘂𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗱𝗼 𝘁𝗮𝗺𝗯𝗶é𝗻 𝗲𝗻 𝗯𝗲𝗯é𝘀 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗼𝘀, revela hasta qué punto los perros confían en nuestras reacciones como fuente de información sobre el mundo. Y, además, tiene una implicación práctica enorme: 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗻𝗼 𝘀𝗼𝗻 𝗻𝗲𝘂𝘁𝗿𝗮𝘀, "𝗲𝗱𝘂𝗰𝗮𝗻". Cada gesto o tono puede reforzar o inhibir una conducta.
Como formadores y tutores, aprender a 𝗿𝗲𝗴𝘂𝗹𝗮𝗿 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗿𝗮𝗻𝘀𝗺𝗶𝘁𝗶𝗺𝗼𝘀 𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗵𝗲𝗿𝗿𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗽𝗼𝗱𝗲𝗿𝗼𝘀𝗮 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗺𝘂𝗻𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝘆 𝗯𝗶𝗲𝗻𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿.
➡️ 𝗟𝗮 𝗼𝘅𝗶𝘁𝗼𝗰𝗶𝗻𝗮: 𝗾𝘂í𝗺𝗶𝗰𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝘃í𝗻𝗰𝘂𝗹𝗼
No podemos hablar de empatía interespecífica sin mencionar la oxitocina, esa 𝗺𝗼𝗹é𝗰𝘂𝗹𝗮 𝘁𝗮𝗻 𝗮𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗱𝗮 𝗮𝗹 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝘆 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗶𝗮𝗻𝘇𝗮. En perros y humanos, el intercambio de miradas prolongadas puede aumentar la liberación de oxitocina en ambos (Kis et al., 2017).
𝗘𝘀𝘁𝗲 “𝗯𝘂𝗰𝗹𝗲 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗳𝘂𝗲𝗿𝘇𝗼” 𝗳𝗼𝗿𝘁𝗮𝗹𝗲𝗰𝗲 𝗲𝗹 𝘃í𝗻𝗰𝘂𝗹𝗼 𝘆 𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿𝗮 𝗹𝗮 𝘀𝗲𝗻𝘀𝗶𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹. Se ha visto, incluso, que la oxitocina modula cómo los perros interpretan los rostros humanos: incrementa la atención hacia las caras felices y reduce la reacción ante las amenazantes.
En otras palabras: 𝗺𝗶𝗿𝗮𝗿, 𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿 𝘆 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗶𝗮𝗿 activan un circuito biológico compartido que alimenta la relación.
➡️ ¿𝗘𝗺𝗽𝗮𝘁í𝗮 𝗼 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝘇𝗮𝗷𝗲 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹?
Ahora bien, ¿podemos decir que los perros “tienen empatía”?
Depende de cómo definamos el término. La empatía humana incluye procesos cognitivos complejos: ponerse en el lugar del otro, comprender su emoción y responder en consecuencia. 𝗘𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀, 𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝘀 𝗺á𝘀 𝘀𝗶𝗺𝗽𝗹𝗲𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗳𝘂𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀: 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗮𝗴𝗶𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝘆 𝗿𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗼𝗿𝘁.
Por ejemplo, un perro que se acerca a su tutor cuando este llora puede hacerlo movido por un estado compartido de malestar o por un aprendizaje previo: ha aprendido que acercarse y lamer provoca una respuesta positiva. Ambos mecanismos —emocional y aprendido— no se excluyen, sino que se complementan.
Y lo interesante es que 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗻 𝘀𝘂 𝗿𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗮 𝗹𝗮 𝘀𝗶𝘁𝘂𝗮𝗰𝗶ó𝗻. No todos buscan contacto; algunos simplemente permanecen cerca, tranquilos, en silencio. Esa capacidad de ajustar su conducta al contexto sugiere algo más que un simple reflejo: es sensibilidad social.
➡️ 𝗟𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗼 𝘀𝗶𝗴𝗻𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗻𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀
La comunicación emocional entre humanos y perros tiene implicaciones prácticas y éticas muy claras.
𝗧𝘂 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗶𝗻𝗳𝗹𝘂𝘆𝗲 𝗲𝗻 𝘀𝘂 𝗰𝗼𝗻𝗱𝘂𝗰𝘁𝗮. Si te acercas con irritación, el perro percibe amenaza, aunque tus palabras digan lo contrario.
𝗟𝗮 𝗰𝗮𝗹𝗺𝗮 𝘀𝗲 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻𝗮 𝗲𝗻 𝗮𝗺𝗯𝗼𝘀 𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗱𝗼𝘀. Enseñar autocontrol al perro requiere autocontrol humano.
𝗘𝗹 𝘃í𝗻𝗰𝘂𝗹𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗵𝗲𝗿𝗿𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝘁𝗿𝗮𝗯𝗮𝗷𝗼. Un perro con un lazo seguro aprende mejor, gestiona mejor el estrés y confía más.
𝗟𝗮 𝗼𝗯𝘀𝗲𝗿𝘃𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝘆 𝗲𝗹 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝘁𝗼 𝘀𝗼𝗻 𝗹𝗮 𝗯𝗮𝘀𝗲. Cada individuo tiene su modo de expresar emociones: no todos los perros buscan contacto, y forzarlo puede generar lo contrario de lo que pretendemos.
➡️ 𝗖𝗼𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗶𝗿 𝘂𝗻𝗮 𝗲𝗺𝗽𝗮𝘁í𝗮 𝘀𝗮𝗹𝘂𝗱𝗮𝗯𝗹𝗲
Entender cómo los perros perciben y responden a nuestras emociones nos invita a un tipo de relación más consciente. 𝗟𝗮 𝗲𝗺𝗽𝗮𝘁í𝗮 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰í𝗳𝗶𝗰𝗮 𝗻𝗼 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗹𝘂𝗷𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹, es una necesidad biológica que sostiene el bienestar mutuo.
Practicarla implica algo sencillo pero profundo: 𝗲𝘀𝗰𝘂𝗰𝗵𝗮𝗿 𝗰𝗼𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗼𝗷𝗼𝘀 𝘆 𝗰𝗼𝗻 𝗲𝗹 𝗰𝘂𝗲𝗿𝗽𝗼.
Observa cómo tu perro te mira cuando hablas, cómo cambia su respiración o su postura.
✅ Aprende a leer esas señales antes de reaccionar.
✅ Recompensa su comunicación, no solo su educación.
Al hacerlo, no solo mejoras su aprendizaje, sino tu propio manejo emocional. Y es que 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻𝗮𝗿 𝗻𝗼 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗶𝘀𝘁𝗲 ú𝗻𝗶𝗰𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗲𝗻 𝗲𝗻𝘀𝗲ñ𝗮𝗿 𝗰𝗼𝗻𝗱𝘂𝗰𝘁𝗮𝘀, sino en cultivar una relación emocionalmente inteligente.
𝗡𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶ó𝗻
Los perros 𝘀𝗼𝗻 𝗺𝗮𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼𝘀 𝘀𝗶𝗹𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼𝘀𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶ó𝗻 Perciben, interpretan y responden a nuestras señales de un modo que la ciencia empieza a desentrañar, pero que la convivencia diaria ya nos ha mostrado durante siglos.
No “hablan” nuestro idioma, pero 𝗺𝗮𝗻𝗲𝗷𝗮𝗻 𝘂𝗻 𝗹𝗲𝗻𝗴𝘂𝗮𝗷𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝘁𝗿𝗮𝘃𝗶𝗲𝘀𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗲𝘀: el de la emoción.
Y cuando un perro te mira, en realidad no está buscando que le digas nada. Está buscando conexión.
Tu mirada, tu tono y tu presencia son sus palabras.
"𝘼𝙨í 𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙖 𝙥𝙧ó𝙭𝙞𝙢𝙖 𝙫𝙚𝙯 𝙦𝙪𝙚 𝙣𝙤𝙩𝙚𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙩𝙪 𝙥𝙚𝙧𝙧𝙤 𝙩𝙚 𝙤𝙗𝙨𝙚𝙧𝙫𝙖 𝙚𝙣 𝙨𝙞𝙡𝙚𝙣𝙘𝙞𝙤, 𝙧𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙖: 𝙩𝙚 𝙚𝙨𝙩á 𝙚𝙨𝙘𝙪𝙘𝙝𝙖𝙣𝙙𝙤… 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙙𝙚 𝙪𝙣𝙖 𝙢𝙖𝙣𝙚𝙧𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙤𝙡𝙤 𝙡𝙤𝙨 𝙖𝙣𝙞𝙢𝙖𝙡𝙚𝙨 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙𝙚𝙧𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙨𝙤𝙘𝙞𝙖𝙡𝙚𝙨 𝙨𝙖𝙗𝙚𝙣 𝙝𝙖𝙘𝙚𝙧."
𝗥𝗲𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀
Bräuer, J., et al. (2024). Dogs distinguish authentic human emotions without being deceived by superficial cues.
Katayama, M. et al. (2019). Emotional contagion from humans to dogs is facilitated by familiarity. Frontiers in Psychology.
Correia-Caeiro, C. et al. (2020). Perception of dynamic facial expressions of emotion between species.
Kis, A. et al. (2017). The way dogs (Canis familiaris) look at human emotional faces is modulated by oxytocin.
Albuquerque, N. et al. (2016). Dogs recognize dog and human emotions. Scientific Reports.
Müller, C. A. et al. (2015). Dogs can discriminate emotional expressions of human faces. Current Biology.
Feuerbacher, E. N. & Wynne, C. D. L. (2012). Relative efficacy of human social interaction and food as reinforcers for domestic dogs. Journal of the Experimental Analysis of Behavior.