22/08/2025
🌈 Día de Conmemoración de los Bebés Arcoíris🌈
Un bebé arcoíris llega después de la tormenta. Trae consigo la luz, la esperanza y la vida nueva, pero nunca borra el recuerdo ni el amor por la pérdida anterior. Ser madre o padre de un bebé arcoíris es habitar en un espacio único: entre la alegría inmensa de recibir este regalo y, al mismo tiempo, el peso profundo de saber lo que se ha perdido.
Yo lo conozco de primera mano. Después de perder a mi primer bebé, llegó mi niña arcoíris. Con ella aprendí lo que es abrazar al mismo tiempo la alegría más grande y el miedo más profundo. Es un embarazo vivido con el corazón dividido entre la gratitud y la memoria, entre la ilusión y la ausencia, entre la alegría y el miedo.
Sin embargo, esa montaña rusa de emociones lo hace tan sagrado a la vez. Porque cada sonrisa, cada movimiento, cada latido de un bebé arcoíris nos recuerda que la vida puede renacer aun después del dolor más grande.
Hoy honro a mi hija, mi arcoíris, y también a todas las familias que conocen este sentimiento agridulce, que abrazan con ternura a su bebé arcoíris mientras guardan para siempre en su corazón a aquel que partió demasiado pronto. Ambos existen, ambos importan, y ambos forman parte de una historia de amor más grande que el dolor. Ambos forman parte de nuestra historia de maternidad y paternidad.
El arcoíris es muy especial, porque desde siempre ha sido y será símbolo de promesa, de resiliencia y de la certeza de que la calma vuelve después de la tormenta.
A las que esperan con el corazón en oración les digo que no pierdan la fe, el arcoíris aparece después de las tormentas más intensas, como un susurro de esperanza de que lo nuevo puede nacer aun en medio del dolor.
Dra. Fermina L. Román – Psicóloga