04/08/2025
El COVID fue la primera vez que me di cuenta de que estaba en guerra conmigo misma.
Era 2020. Había experimentado demasiadas cosas, una detrás de otra desde el 2015 cuando me quedé sola enfrentando diferentes y grandes retos que me dejaron sin fuerzas. Cuando creía haber superado algo, aparecía un evento nuevo. Pero ante todos, por fuera, todo parecía estar bien.
Una noche, mientras me preparaba para dormir, me escuché hablándome en el espejo:
Glenda, tienes que detenerte. ¿Cómo vas a ayudar a las demás personas si ni tú misma estás atenta a tus necesidades?
No entendía por qué me sentía tan mal conmigo misma. Se suponía que ya hubiera superado mis traumas después de tanto tiempo. ¿Qué clase de consejera iba a ser? ¿Qué clase de pastora podría ser si no sentía fuerzas ni el deseo de continuar? Estaba muy cansada y con muchas heridas.
Entonces me detuve y pensé: “Si no puedes manejar la presión, es porque no eres lo suficientemente fuerte”. ¿Por qué me hablo a mí misma así? No le hablarías así a alguien más…
🧠 LO QUE DESCUBRÍ EN MI PROCESO:
La voz crítica en mi cabeza no era mía originalmente. Era una colección de voces que había internalizado:
→ Expectativas que susurraban: “Tienes que ser ejemplo para todos”
→ Voces profesionales que repetían: “Si vas a ayudar a otros, primero tienes que tener tu vida resuelta,” “No puedes ser consejera si tienes problemas.” “La gente no confiará en ti si ven que también luchas.” “Tienes que ser el ejemplo de sanidad completa.”
→ Una cultura que me decía tienes que poder con todo sola.
→ Mensajes religiosos sobre "tener gozo siempre" “si tienes fe verdadera, no deberías sentirte deprimida”
💡 EL MOMENTO DEL CAMBIO:
Cuando entendí que podía ESCOGER qué voz escuchar.
Que podía REEMPLAZAR la crítica tóxica con compasión real.
Que podía ser mi propia mejor amiga, no mi peor enemiga.
🌱 EL PROCESO NO FUE INMEDIATO:
Tomó meses desarrollar nuevos patrones.
Pero cada vez que me cachaba siendo cruel conmigo, preguntaba:
"¿Esto me acerca o me aleja de la persona que quiero ser?"
"¿Le diría esto a mi mejor amiga?"
"¿Qué me diría Jesús en este momento?"
💙 PARA TI QUE ME LEES:
Si hay guerra en tu interior, no estás loco/a.
No eres débil.
Solo necesitas aprender a hacer las paces contigo mismo/a.
Y eso es exactamente lo que vamos a trabajar este mes.
¿Cuál es la voz crítica más fuerte en tu cabeza?
¿De dónde crees que viene?
Comparte si te sientes cómodo/a. Tu honestidad puede ser medicina para alguien más.