16/04/2020
No creo en la teoría que propone la Nueva Era de que llegamos a esta vida solo a aprender. Me parece algo un poco egocéntrico, antropomórfico porque es como si el ser humano en este inmenso universo creyera esa arrogancia de que alguien particular, le envió a esta vida solo para aprender, pero lo que sí creo terminantemente es que ya que estamos aquí vamos a aprovechar este viaje para realmente estar en aprendizaje ‘’constante, ‘’ con una mente abierta, libre pensadora, con una mente receptiva para indagar en las enseñanzas ancestrales y tradicionales para experimentar aquello que nos ayude e incorporarlo y todo lo que no nos resulte seamos capaces de descartarlo.
En este viaje fascinante, pavoroso, impredecible e incierto siempre que es la vida podemos colocar medios y actitudes, de manera que nuestro tiempo en este plano no resulte ser uno banal, para que tenga un sentido, un significado, un propósito y lo que he aprendido entre otras cosas es que el gran propósito de la vida es hacernos ‘’CONSCIENTES’’ porque si nos quedamos a medio camino entre la consciencia vegetal o animal y la conciencia humana de bajo nivel, esta vida se convierte en un destino sin propósito, pero si convertimos el hacernos conscientes en nuestra meta, nuestro dios y emprendemos el trabajo necesario para ello, el hecho mismo de estar en ese intento una y otra vez de despertar y ascender a otro nivel de consciencia ya nos otorga un sentido y más aún, un aliciente y más aún, una motivación y más aún, un consuelo para saber afrontar las dificultades que presente la vida.
Por esta razón, una de las cosas que intuí desde muy corta edad es que el aparente propósito que es la vida, que es muchas veces como una variante de color azul absurdo, que nadie puede comprender, le podremos encontrar un sentido si realmente nos proponemos mejorar, humanizarnos, ser más cooperantes, menos individualistas y sobre todo si logramos despertar la conciencia.
Cuando en la mañana despertamos a eso que llamamos estado de vigilia, creemos que estamos despiertos, aquí comienza unos de los errores y peores enfoques de la mente, pues no estamos despiertos. En la noche estamos totalmente dormidos por los sueños e imágenes y por el día estamos totalmente dominados por pensamientos, obsesiones, incontrolables estados de ánimo y pensamos que hemos despertado, pero estamos en un estado de soñolencia psíquica y de cierto modo continuamos hipnotizados, pero podemos avanzar en la medida en que trabajemos sobre nosotros a través de métodos, de enseñanzas técnicas e instrumentos psicopáticos que nos ayuden a estar más vivos, más intensos, más despiertos y en ese sentido puedo comunicarles y desde la más completa humildad y sinceridad que he aprendido que la gran joya de la mente es la ATENCION y si no estamos atentos la vida se convierte en uno o dos momentos de confusión y se acabó.
Si estamos atentos cada instante tiene su propio peso específico, su frescura, su gloria.
Cuando miro a los ojos de mi perro Valentino, ahí está la eternidad, cuando estoy en la profundidad de una caricia, ahí está la eternidad, cuando alguien en la calle me regala una sonrisa, sobre todo algún niño, ahí está la eternidad, cuando paseo estando atenta hasta del viento que acaricia mi existencia, ahí está la eternidad, porque esa existencia se convierte en vida trascendental, cada momento por más pequeño y simple que parezca, si somos capaces de vivirlo plena, intensa y conscientemente, ahí estará la eternidad.
Sin embargo cuando vivimos a través de la inconsciencia, cuando mal vivimos o somos mal vividos, cuando nos rige el automatismo, el yo robótico, aunque creamos estar despiertos, realmente estamos dormidos y aunque creamos que estamos vivos, estamos en un estado de semi- conciencia crepuscular, que es bastante cercano a la muerte.
He aprendido que este viaje es largo, que es la larga marcha de la auto-realización y que aquí no existen gurús iluminados que lleguen, te impongan las manos y te liberen de la codicia, del egocentrismo, del orgullo, de la tristeza, de los celos, del temor, del odio, de la ofuscación.
Aquí todo tenemos que esperarlo de nosotros mismos, podríamos recibir instrucciones, mapas espirituales, brújulas psicológicas, pero al final todo dependerá de nosotros mismos.
La vida es como un viaje, donde pasas por distintas estaciones. La estación de la comprensión, visión clara, intuición mística, la estación del estasis, supra-consciencia. Es un viaje gradual, no se conoce a alguien que se acueste una noche en un nivel de consciencia y al día siguiente de forma gratuita ya haya ascendido a otro nivel de conciencia. Eso es mítico, quimérico e irreal.
Cada uno tiene que ir poco a poco forjando su propio desarrollo, por esta razón cada uno se convierte en su propio maestro. A la larga uno tiene que encontrar su gurú o su guía interior y el verdadero maestro externo, lo único que hace es proveerte los medios para que te conviertas en tu propio maestro y suceda la verdadera auto-realización, la cual se manifestara en la medida en que despierte en ti una firme motivación, la voluntad, la paciencia, la perseverancia, el entendimiento de que a esta vida básicamente llegamos para amar, ser felices y dejar una huella, habiendo encausado debidamente la misión de vida que a gritos manifiesta el alma a través del más sagrado instante de silencio.
Por: Alma Febus Fontanez