23/12/2024
A mis Amigos: “La Felicidad”
Con el cumpleaños de nuestro hermano mayor, Jesús, al mismo tiempo que lo felicito les felicito porque es la fiesta de todos. Si lo celebramos a él y no nos celebramos a nosotros porque no sentimos su Presencia, ni su Salvación, ni mi Admiración, ni su Unidad con el Padre y con todos nosotros, ni la unidad entre nosotros; si no sentimos su FELICIDAD, que es la resonancia del Amor que transpira la Unidad del Padre con el Hijo único, en un mismo Espíritu, nos veremos obligados a desearnos “felicidades”, regalos, ilusiones, expectativas, sueños y… a encontrar desilusiones, frustración y carencias. Si no sentimos su LUZ, prenderemos luces, si no bebemos su AGUA VIVA, nos anegarán las aguas de la tormenta; si no sentimos la FELICIDAD del hijo pródigo que vuelve a la Casa del Padre, visitaremos casas o centros comerciales, semejantes a las Catedrales medievales, donde podamos comprar felicidades. Si no comemos el PAN de su sabiduría, nos condenaremos a devorar cocinas, restaurantes y llenar hospitales. No obstante, sigue haciendo lo mismo si todavía lo necesitas. La sana psicología te enseña que no reprimas lo que haces si todavía no sabes que lo que haces te deja hambriento, sediento y necesitado. Ni el Padre, ni el Hijo, Jesús y nosotros, ni el Espíritu, te condenan porque no te juzgan. Solamente siguen esperando que elijas volver a Casa de nuevo. La mesa, los nuevos vestidos, el aniño, el banquete, todo está preparado y la FELICIDAD, servida. El Niño que nos ha nacido, y llegó para quedarse, resucitó y sigue vivo entre nosotros. Es el CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA. Quizá nos falte saber que él, el Padre y nosotros somos UNO Y EL MISMO. ¿No será que todavía no me siento UNO con el Dios que veo, mis padres e hijos, hermanos y vecinos, amigos y enemigos… para pretender sentir la FELICIDAD sin la Unidad con el Dios que no veo? El mensaje más importante del niño, hijo y hermano eterno cuyo cumpleaños celebramos es que nunca nos fuimos de la casa, que nunca nos levantamos de la mesa de la FELICIDAD y que sólo regresamos porque pensamos o señamos que partimos. Sentados ya en la misma mesa eterna, ya no te deseo felicidades, sino un BUEN PROVECHO del plato único y posible de la FELICIDAD.