27/11/2025
✨️ ACCIÓN DE GRACIAS ✨️
Hay días en que la luz se siente un regalo y otros, una batalla ganada. Yo conozco ambas caras. Hubo un tiempo en que la depresión era la única habitación en la que podía residir, pero no sabia que estaba ahí. Era un eco frío que me susurraba mentiras sobre mi valor todo el tiempo. Si me preguntabas entonces qué era la gratitud, te habría respondido con un silencio vacío, no entendía su significado. Hoy, la gratitud no es solo una palabra; es el motor de mi segundo aliento de vida.
Mi camino de regreso fue arduo, pero en él descubrí la fuerza que ni siquiera sabía que poseía: el amor propio. Entendí que cuidarme no era un lujo egoísta, sino un acto radical de supervivencia. Aprendí a mirarme al espejo y a decir: "eres suficiente, mereces paz" y fui tras ello. Superar la depresión me enseñó que soy la protagonista resiliente de mi propia historia, y por ello, estoy profundamente agradecida a la mujer que soy ahora.
Mi familia. Ellos fueron el faro cuando mi barca parecía naufragar en un océano oscuro. Ver sus rostros sonreír, sentir sus abrazos, que me permitieran llorar, que me sostuvieran sin juzgar, es una bendición tangible que agradezco infinitamente a Dios. No se trata de que me "salvaran", sino de que me dieron una razón para querer salvarme a mí misma. Vivo en gratitud por este amor incondicional. Cada desayuno juntos, cada risa compartida, es un recordatorio de que tengo un lugar seguro en el mundo y honrar su amor es vivir mi vida plenamente.
La gratitud me ha convertido en una alquimista. He transformado el miedo en calma y la preocupación en apreciación.
Soy agradecida por los días soleados, pero más aún por la lluvia que limpia y permite el crecimiento. Soy agradecida por mi pasado, porque me ha forjado en la mujer fuerte y empática que soy hoy. Soy agradecida por mi cuerpo y mi mente, que me mantienen de pie, que siguen luchando y sanando a pesar de las múltiples condiciones que padezco.
Vivir en gratitud no es ignorar el dolor, es elegir enfocar la vista en lo que te sostiene, en lugar de en lo que te drena. Es aprender que todas nuestras emociones son validas.
Recuerdo el Día de Acción de Gracias que vivía de pequeña. Ver la parada de Macys era tradición, el aroma del fricase era lo que me levantaba, todo el comercio cerraba, era un dia para compartir. Ya no es el dia para dar gracias, es el dia del pavo, víspera del viernes negro donde el ruido de las ofertas y el consumismo es ensordecedor.
No permitamos que el Black Friday sepulte el corazón y la esencia de esta festividad. Detente. No es solo el pavo y las compras. Es la pausa necesaria para reconocer la presencia de quienes amamos y las bendiciones de la vida misma.
Que este año, el único valor que dejes fuera sea el precio. Recuperemos el valor de la unión familiar, la mesa compartida y la gratitud sincera.
Y tu, ¿por qué das gracias?