Osvaldo González Psicólogo

Osvaldo González Psicólogo Acompañamiento emocional no sanitario a personas y parejas latinas en Madrid. Titulado en Psicología en Paraguay. Atención presencial y online.

19/09/2025

Esto es algo que como psicólogo, que como profesional de la salud mental, no me voy a cansar de repetir, y que voy a decir cada vez más fuerte y claro: la violencia que sufren las mujeres en Paraguay no tiene que ver con problemas de salud mental. Tiene que ver con nuestra cultura profundamente machista.
El machismo no es solo un insulto o una palabra vacía. El machismo es una creencia: la idea de que los hombres somos superiores a las mujeres, y que por eso tenemos derecho a someterlas, controlarlas y hacer con ellas lo que queramos. Esa ideología está tan naturalizada que muchos ni siquiera la cuestionan, pero se expresa en cada gesto, cada broma, cada “así son las cosas”.
Esa raíz machista se traduce en diferentes tipos de violencias: desde los comentarios y las burlas, pasando por los controles, los celos, las humillaciones, hasta llegar a la violencia física y los feminicidios. Nada de esto es casualidad, todo responde a la misma cultura que justifica y alimenta la idea de la posesión de los cuerpos y de las vidas de las mujeres.
Tenemos que entenderlo: este no es un problema individual, no es un problema médico ni psicológico. Es una problemática social y cultural. Su raíz está en cómo fuimos educados, en lo que nos transmitió esta cultura machista, y si no lo reconocemos con urgencia nunca vamos a arrancar el problema de raíz. Cualquier otro intento que no toque esta base, solo hará que la violencia siga repitiéndose.
Por eso, así como empecé este texto, termino repitiendo: es tarea de todos y de todas visibilizar el origen cultural de esta violencia. En nuestras casas, en las redes sociales, en las escuelas, en los trabajos: tenemos que poner este tema sobre la mesa una y otra vez. No hay otro modo de parar la violencia contra las mujeres.
Y los hombres tenemos que ser los primeros en asumirlo: basta ya de enseñar a las mujeres a defenderse de nosotros. Los que tenemos que cambiar somos nosotros. Tenemos que dejar de ser machistas y aprender a relacionarnos con las mujeres como iguales, sin violencia.
Por eso por favor compartí este video, no hay otro modo de parar esta violencia que nombrándola. Y escribí en los comentarios lo que pensás sobre este tema.

18/09/2025

Vivimos rodeados de gente. Pero no toda la gente que tenemos cerca merece estar en nuestra vida. Y muchas veces nos bancamos personas de mi**da como si fuera normal. Aguantamos traiciones, malagradecidos, interesados, chismosos y hasta envidiosos que no soportan vernos bien.

La verdad es que ser adulto no es solo pagar cuentas o cumplir con laburo. Ser adulto también significa hacerte cargo de tus vínculos: elegir quién se queda y tener los huevos de sacar a quienes ya no tienen nada que hacer en tu vida.

Y sí, es una cagada. Porque a veces esas personas son amigos de años, familiares, incluso parejas. Pero si no lo hacés, el precio es tu paz mental. Y eso vale demasiado como para seguir atado a vínculos podridos que solo te enferman.

Así que preguntate: ¿alguna de estas cinco personas de mi**da está en tu vida? ¿Y qué carajos querés hacer con ellas?

👇 Si querés la publicación detallada con la descripción de cada tipo y cómo detectarlas, comentá:
“Personas de mi**da” o “Ya sé quién es”.

Si llegamos a 100 comentarios, subo la publicación.

Hay que decirlo fuerte y claro: NUESTRO CONGRESO ES UN GRAN Y HEDIONDO CHIQUERO. Lleno de malditos, putrefactos, asquero...
17/09/2025

Hay que decirlo fuerte y claro: NUESTRO CONGRESO ES UN GRAN Y HEDIONDO CHIQUERO.

Lleno de malditos, putrefactos, asquerosos cerdos que se enriquecen a costa nuestra. No se juntan para legislar: se juntan para ver cómo seguir cagándonos, cómo llenar sus bolsillos y cómo mantener a esposas, novias, amantes, hijos, nietos, sobrinas y hasta perritos.

Lo de ayer con Yaminal no cambia nada. No es justicia, no es honestidad, no es transparencia. Es puro teatro paraguayo y latinoamericano. Porque la misma mi**da se repite en Paraguay, Argentina, Colombia, Venezuela: políticos cagándonos a todos y todas, mientras miles se ven obligados a migrar buscando la dignidad que no encuentran en su propia tierra.

Si no hacemos algo, si no nos movemos a limpiar este chiquero, todo va a seguir igual. Vamos a seguir engordando a estos malditos cerdos mientras se ríen de nosotros y se hacen llamar “honorables”.

Si estás indignado, si estás indignada, si estás cansado de engordar a estos malditos cerdos, compartí este carrusel y escribí en los comentarios: NO MÁS CERDOS EN EL CONGRESO.

16/09/2025

Para unir a las familias hay que animarse a hablar de lo incómodo.
Y esta es una de esas verdades que duelen.

Si tenés un hijo, hija, hermano, hermana o pareja que emigró a España, quiero que pienses en algo: allá no cagan plata. Ni se hacen millonarios de la noche a la mañana. La realidad es mucho más dura de lo que imaginás.

Hay días en que apenas alcanzan para comer, noches en que no pueden dormir de la preocupación, trabajos donde los explotan y los tratan como objetos descartables.

Si se enferman, no pueden ir a un médico que los atienda, ni tienen a alguien que les acerque un té o les diga “cuidate”. A veces les toca dormir en una pieza prestada, diminuta, compartida con desconocidos. O incluso en el banco de una plaza, porque no hay otra opción.

Y en medio de todo eso, lo único que reciben de su familia muchas veces es un mensaje: “¿Cuándo vas a mandar más plata?”

¿Te das cuenta lo que significa eso para alguien que ya está cargando con tanto? ¿Te das cuenta del peso que ponés sobre esa persona que se rompe hasta el alma para enviar ese dinero que le pedís?

Por eso, antes de escribirle solo para pedirle plata, para un segundo para pensar en qué cosas estará viviendo él o ella, Y si le escribís que sea para preguntarle cómo está. Escucharlo que siente y recordarle cuánto lo querés, cuánto lo extrañás, cuánto valorás que esté luchando tan lejos.

Migrar supone muchos duelos juntos, mucho dolor y malestar emocional, no cargues a tu familiar que está fuera del país con responsabilidades que no le corresponde y que tampoco él o ella pueden sostener.

Si realmente querés estar cerca, empezá por ahí. Ese es el regalo más grande que podés darle.

Compartí porfa este video, y escribí en los comentarios que pensás sobre este tema, te leo.

14/09/2025

Cuando uno migra viene cargado de ilusiones, hermano. Te hacés la peli de que acá todo va a estar mejor, que cruzando el charco la vida va a cambiar. Que en Europa todo funciona, que los sueldos alcanzan, que vas a poder crecer, estudiar, progresar. Te decís: “voy a romperme el lomo, pero va a valer la pena”. Y con esa idea dejás tu casa, tu gente, tu barrio, tus domingos de asado y la voz de tu vieja.

Al principio esa esperanza te alimenta. Te levantás convencido, convencida de que con esfuerzo todo va a salir, que lo que sufrís ahora después se convierte en tranquilidad. Te la creés: que vas a mandar plata, que vas a ayudar a los tuyos, que tu sacrificio va a levantar a toda la familia. Esa ilusión te hace aguantar el frío, la soledad y la nostalgia que te parte al medio.

Pero después llega la trompada. Migrar sin papeles es comer mi**da todos los días. Te explotan en trabajos de mi**da, te pagan dos monedas, te tratan como un nadie. Te piden papeles hasta para respirar y te hacen sentir un ilegal en todos lados. Bancándote horarios de esclavo, cobrando poco, y aun así no alcanza ni para vos.

Y como si fuera poco, desde tu país te reclaman. “Mandá plata, no te olvides de nosotros, allá estás mejor”. ¡Mejor las pelotas! Estás solo, sola, tragándote la bronca, llorando en silencio, y encima tenés que sonreír en la videollamada para que no se preocupen. Te pesa el acento, las miradas de desconfianza, la p**a sensación de no pertenecer ni acá ni allá.

Y sí, pensás en rendirte. Decís “a la mi**da todo, no aguanto más”. Pero escuchá: ya estás acá. Podés rendirte, sí, pero también podés levantarte. No es fácil, es duro pero también es la vida que vos elegiste. Y aunque sientas que todo es injusto y el mundo se te vino encima, también hay una fuerza dentro tuyo que no sabías que tenías.

Madrid puede ser una mi**da, pero también puede darte un abrazo cuando menos lo esperás: en una amistad nueva, en un laburo que al fin te respete, en un rincón donde por fin sientas que pertenecés. Por favor no te rindas. Compartí este video para que le llegue a la persona que necesita verlo hoy y dejale en los comentarios unas palabras de aliento.

11/09/2025

Ayer con Jazmín cumplimos 3 años de casados.
Y mañana se cumple un mes desde que llegué a Madrid para empezar de nuevo.

Estos números parecen pequeños, pero encierran un proceso enorme: el de aprender a sostenernos, incluso cuando todo lo demás parecía quebrarse. En estos 3 años pasamos por alegrías, pérdidas, distancia, duelos, reencuentros y decisiones que nunca imaginamos tener que tomar. Y aun así, seguimos acá, juntos.

Migrar por amor no es una frase romántica. Es noches enteras preguntándote si valdrá la pena, es mirar lo que dejaste atrás con dolor, es convivir con miedos y dudas. Pero también es descubrir que lo más valioso que tenemos no se toca ni se mide: es esa fuerza invisible que nos mantiene unidos, aun cuando todo lo demás se tambalea.

El amor es intangible, sí. No lo podés guardar en una caja ni mostrarlo como un título en la pared. Y sin embargo, es lo único capaz de darnos razones para seguir cuando todo lo demás se pierde. Es lo que nos sostiene en la fragilidad, lo que da sentido al sacrificio, lo que convierte la “estupidez” de arriesgarlo todo en un acto de coraje.

Hoy entiendo que lo esencial no está en las certezas ni en la seguridad de lo material. Lo esencial está en lo que compartimos, en lo que construimos de a dos, en esas obras concretas que nacen de un amor que decide ponerse en acción y no quedarse en palabras bonitas.

En la vida se nos van a ir muchas cosas: el trabajo, la estabilidad, la comodidad. Todo eso es pasajero. Lo único que permanece es el amor que damos y recibimos. Ese amor que no se ve, pero que transforma, sostiene y deja huellas más profundas que cualquier logro.

3 años de casados.
Un mes en Madrid.
Una vida entera por delante para seguir eligiéndonos amorcillo .
Porque aunque el amor sea intangible, es la riqueza más grande que tenemos.

10/09/2025

En España, la realidad es dura: los suicidios en la población migrante han subido más de un 20 % en los últimos años. Y no es casualidad. Migrar no solo significa dejar atrás un país, una familia, una historia. También significa cargar con trabajos precarios, jornadas interminables y la sensación de no pertenecer a ningún lado. Esa suma de factores convierte a la migración en un riesgo enorme para la salud mental, y en demasiados casos, en un camino directo al suicidio.

Cuando hablamos de migrar, muchos piensan en oportunidades. Pero la verdad es que la que muchos y muchas migrantes son tratados como cajeros automáticos. La familia llama, escribe, insiste: “mandá para la comida”, “mandá para el cole”, “mandá para la luz”. Y claro que ayudar a la familia nace del corazón, pero cuando se vuelve obligación, deja de ser amor y se convierte en cadena. Una cadena que aprieta el pecho, que no deja respirar, que hace pensar que la única salida es rendirse.

Migrar no debería ser sinónimo de vaciarse siempre para los demás. No debería significar que tu única identidad es el dinero que envías. Sos mucho más que eso: sos hijo, hija, hermana, hermano, madre, persona. Y cuando esa humanidad se olvida, cuando el sistema y hasta tus propios afectos te tratan como máquina de giros, el vacío se agranda y la desesperanza se hace insoportable.

Por eso necesitamos hablar de esto. Necesitamos ponerle nombre a lo que se calla: la explotación económica de los migrantes, no solo por parte de empresas y estados, sino también por parte de sus propios hogares de origen. Nombrar este dolor es la única manera de salvar vidas. Porque prevenir el suicidio no es repetir frases bonitas en un día internacional, es tocar la herida y gritar que así no se puede seguir.

Hoy, 10 de septiembre, Día Mundial de la Prevención del Suicidio, te invito a compartir este video. Que no se quede en tu pantalla. Que lo vea tu familia, tus amigos, tus vecinos. Hablar de lo que duele también es un acto de amor. Y a veces, compartir puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de alguien que conocés. Si estás en España y tenés miedo de hacer daño, podés llamar al número 024, es gratuito y funciona las 24 horas.

Hay bancos que son solo madera y hierro. Y hay bancos que guardan gritos que nunca se escucharon. Ahí nos sentamos a que...
09/09/2025

Hay bancos que son solo madera y hierro. Y hay bancos que guardan gritos que nunca se escucharon. Ahí nos sentamos a quebrarnos, a llorar a escondidas, a sentir que la migración nos estaba matando por dentro. No lo contamos porque nadie quiere escuchar la parte fea del sueño migrante. La que duele, la que pesa, la que da ganas de rendirse.

En esos bancos se sienta la madre que manda plata pero no abrazos, el padre que escucha a su hija crecer a través de audios, la trabajadora que limpia tres casas y vuelve sin fuerzas ni para llorar. Se sientan hombres y mujeres con hambre, con frío, con deudas, con culpas que no los dejan dormir. Historias que parecen invisibles, pero que respiran entre nosotros.

La soledad no mata de golpe, te va apagando despacito. Y cuando te das cuenta, ya no sabés si tiene sentido levantarte. Esas historias no salen en la tele ni en los posteos de Instagram que romantizan la migración. Pero existen, y duelen.

Por eso necesitamos hablar. Preguntar no mete la idea en la cabeza, preguntar salva. Un “¿Cómo estás de verdad?” puede abrir una grieta por donde entre un poco de aire. No alcanza con los discursos de siempre: hay que escuchar, acompañar, abrazar.

Que ningún banco sea la tumba de nadie. Que sean lugares donde alguien se acerque y se anime a mirar, a preguntar, a estar. No podemos darnos el lujo de callar más.

📞 En España existe el 024: gratuito, confidencial y disponible las 24 horas. No estás sola, no estás solo. Y vos también podés ser la diferencia: un mensaje, una llamada, una pregunta pueden salvar una vida.

En septiembre, me de la prevención del suicidio, tenemos que hablar de esto, por favor compartí esta publicación, que nadie más muera en soledad y el silencio.

El machismo no es solo una idea. Es la mi**da con la que nos crían a los hombres en este país. Es esa voz que nos repite...
08/09/2025

El machismo no es solo una idea. Es la mi**da con la que nos crían a los hombres en este país. Es esa voz que nos repite desde chicos que las mujeres son nuestras, que podemos controlarlas, insultarlas, golpearlas y hasta matarlas. Es la cultura que nos da privilegios y a ellas les cobra el precio más alto: sus vidas. No es natural, no es biología: es una educación podrida que nos vuelve verdugos.

Paraguay es un país profundamente machista porque desde niños nos enseñan que ser hombre es mandar y que la mujer tiene que agachar la cabeza. Nos aplauden cuando gritamos, cuando pegamos, cuando demostramos fuerza bruta. Nos dicen “así tiene que ser un macho” y nos callan cada vez que lloramos o mostramos ternura. Crecemos creyendo que amar es poseer y que ser hombre es tener permiso para hacer daño. Esa mi**da es el molde con el que se fabrica un feminicida.

En Paraguay la justicia es una cloaca machista que nos protege a nosotros y condena a las mujeres. ¿Cuántos agresores son liberados? ¿Cuántas denuncias se archivan? ¿Cuántos fiscales y jueces se hacen los pelotudos? Esa impunidad es un salvoconducto para que sigamos golpeando, controlando y matando sin miedo a pagar nada.

Como sociedad nos lavamos las manos. Nos hacemos los ciegos, culpamos a las mujeres, repetimos frases de mi**da como “fue solo una discusión” o “¿por qué no se fue?”. Dejamos solas a las mujeres, las condenamos al silencio, y cuando las matan nos indignamos un ratito para volver al mismo círculo de mi**da. Paraguay entero es la fábrica, y todos sostenemos la maquinaria.
Por eso, como hombres tenemos que dejar de esconder nuestro machismo con excusas baratas. Basta de maquillarlo, basta de negarlo. Somos parte del problema. Somos los que golpeamos, los que humillamos, los que callamos cuando un amigo maltrata, los que festejamos las bromas machistas, los que miramos para otro lado.

Compartí este carrusel, necesitamos que esta conversación nos reviente en la cara, que nos haga sentir vergüenza y bronca. Paraguay no puede seguir siendo un país que produce feminicidas en serie. O lo paramos nosotros, o las mujeres van a seguir pagando con su vida el precio de nuestro machismo de mi**da.

07/09/2025

A vos capaz te parece exagerado. “¿Por qué se va a plaguear si el tipo solo se compró cosas para pescar?” Porque no son cañas: es el mensaje. En esa casa siempre hay plata para sus caprichos, pero nunca para lo que sostiene la vida diaria: cucharas, cubiertos, tazas, cortinas. Y él se ríe. Eso no es chiste, ni inocencia. Es una forma de decir: “yo decido, vos esperá”.

La plata también es lenguaje. Cuando uno puede gastar sin dar explicaciones y la otra tiene que pedir permiso para lo básico, eso no es amor. Es jerarquía. Es poder. Y el amor no puede respirar donde hay jerarquías que te ponen abajo. La igualdad económica importa porque marca límites claros: lo de la casa es de los dos, el proyecto es de los dos, las decisiones se toman de a dos. Sin esa base, lo que llaman amor es dependencia.

¿Y por qué es violencia? Porque duele y somete. Reírte de quien te pide lo mínimo es humillar. Negarte a poner para lo común mientras invertís en tu antojo es castigo. Manejar la billetera como látigo es control. Y el control es la puerta de todas las violencias: hoy te ridiculizo, mañana te hago creer que exagerás, pasado te culpo por estar “histérica”. Eso se llama violencia económica y psicológica.

Por eso insisto, y con puteada si hace falta: por favor, chicas, nunca dependan económicamente de nadie, menos de un pelotudo egoísta. Si te hace sentir chiquita cuando pedís lo básico, no es amor. Si se ríe cuando llorás por la casa, no es amor. Si siempre hay dinero para él y nunca para lo común, no es amor: es abuso con envoltorio romántico.

Hablemos de esto sin miedo. Contame si te pasó, si te está pasando, si lograste salir. ¿Qué te dijeron cuando pediste lo mínimo? ¿Cómo se reparte el dinero en tu casa? Leé los comentarios, sumá el tuyo, y compartí este video ahora. Puede abrir ojos a alguien. Y a mis congéneres les digo: si te pica esto, revisate. No sos menos hombre por pagar lo que usan ambos, por hablar de plata y decidir juntos en qué gastar. Es decencia. Si te reís mientras ella pide lo básico, sos parte del problema.

Cambiar es amar: pedí perdón, repará y empezá a construir una pareja de verdad.

06/09/2025

En España, los suicidios en la población migrante subieron un 24 % en apenas tres años. Son personas que vinieron buscando una vida mejor y terminaron chocando con el racismo, la soledad y la precariedad. Muchas murieron en silencio, sin que nadie se animara a hacerle las preguntas que pudieron salvarles la vida.

La primera pregunta es: “¿Estás pensando en quitarte la vida?”. Suena durísima, directa. Pero le pone palabras a algo que ya viene doliendo. Esa pregunta abre un espacio que dice: “te veo, me importás”. A veces es la primera vez que alguien en crisis siente que puede hablar de lo que le pasa sin miedo al juicio o al rechazo.

Preguntar esto también corta el silencio que mata. Porque la persona que está pensando en quitarse la vida ya está dando señales: se encierra, deja de ser la misma, se apaga. Nombrar lo innombrable es un acto de cuidado. Es decir: “sé que estás mal y quiero escucharte.

La segunda pregunta es: “¿Ya pensaste cómo hacerlo?”. Parece cruel, pero es vital. No es lo mismo un pensamiento pasajero que tener un plan concreto. Saber si existe un plan permite medir el riesgo: si la persona ya pensó en el cómo, la urgencia es inmediata. No se la puede dejar sola, hay que activar ayuda, hablar con alguien de confianza, sostenerle la vida entre varios.

Hacer esta pregunta no es morbo, es prevención. Es la diferencia entre quedarse en el miedo de hablar del tema o hacerse cargo de acompañar de verdad. Preguntar el “cómo” es poner el cuerpo, es decir: “quiero que sigas acá y voy a ayudarte a buscar salida”.

Por eso es clave visibilizar el suicidio migrante. Tenemos que romper la indiferencia de una sociedad que se beneficia de nuestro trabajo, pero que ignora nuestro dolor. Y si no lo hablamos nosotros, ¿Quién?

Hablar de esto entre nosotros no es debilidad, es sobrevivir. Ponerle palabras al suicidio puede salvarle la vida a alguien de los nuestros: un amigo, una vecina, un compañero de piso, alguien que hoy parece fuerte pero por dentro ya no aguanta más. Es importante que compartas este video porque capaz que llegue justo a esa persona que lo necesita para no rendirse.

Compartir es cuidar a los nuestros. Compartir puede salvar vidas

¡Por fin carajo, Paraguay está de vuelta en un Mundial! Dieciséis años esperando, tragando derrotas, viendo cómo la espe...
05/09/2025

¡Por fin carajo, Paraguay está de vuelta en un Mundial! Dieciséis años esperando, tragando derrotas, viendo cómo la esperanza se apagaba de a poco. Hoy la alegría nos explota en el pecho, sentimos que todavía somos capaces de festejar, de abrazarnos, de ser pueblo unido aunque sea por un momento. La clasificación nos recuerda que la dignidad no está mu**ta, que la fuerza sigue ahí.

Pero no nos engañemos: esta fiesta no borra la mi**da que vivimos todos los días. Nos falta salud, educación, trabajo digno, seguridad. Nos sobra corrupción, impunidad, avaricia de unos pocos que saquean al país mientras el pueblo sangra. Ellos nos roban la alegría a diario, nos roban el futuro de nuestros hijos e hijas, y después se disfrazan de patriotas para aplaudir desde sus palcos.

Hoy gritamos con orgullo, pero también con bronca. Porque si podemos unirnos en la alegría de la clasificación, también podemos unirnos en la rabia que nos despierta ver hospitales vacíos, escuelas cayéndose, calles hechas pedazos. No hay derecho a que un pueblo que celebra con tanta fuerza tenga que vivir de rodillas en lo cotidiano.

Mirá lo que somos cuando estamos juntos: la hinchada más rabiosa, la voz más potente, la pasión que desborda. Esa misma fuerza la necesitamos para enfrentarnos a quienes nos roban cada día. Ellos creen que no pasa nada, que nos conformamos con noventa minutos de alegría cada década y media, que el festejo tapa la miseria. Pero se equivocan.

Este pueblo no solo sabe alentar, también sabe resistir, también sabe gritar basta. La clasificación nos regaló un respiro, pero también una promesa: si podemos festejar juntos, podemos luchar juntos. Y un día, así como volvimos al Mundial, también vamos a volver a tener un país que valga la pena.

Un país donde estas ratas que hoy se rién en nuestras caras mientras saquean y hambrean a nuestro pueblo, corran asustadas, con miedo. Un país donde estos corruptos no se sientan a salvo.

Compartí esta publicación, que esta alegría también nos una para hacer de nuestro país un lugar mejor para nuestros hijos e hijas.

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