03/06/2021
El bruxismo es popularmente conocido como ese trastorno del movimiento del sistema masticatorio, por el cual apretamos o rechinamos los dientes sin darnos cuenta, tanto durante el día como durante la noche. A día de hoy, sabemos que un 20% de la población española sufre de bruxismo diurno, mientras que un 8% lo sufre durante el sueño y que las consecuencias de esta práctica involuntaria son muy dolorosas para el paciente. Quienes se aquejan de bruxismo, no sólo experimentan cefaleas y tensión muscular frecuente en la zona masticatoria, sino también problemas de salud oral ocasionados por el desgaste a medio y largo plazo, como hipertrofia muscular por hiperactividad, sensibilidad y erosión dental, fractura de piezas o, incluso, constricción de la glándula parótida.
Por qué la terapia miofascial es tan efectiva para el bruxismo
Por otro lado, también están las técnicas manuales para liberar la tensión en las fascias. La terapia miofascial supone una solución fantástica y mínimamente invasiva con la que el paciente conseguirá aliviar las tensiones musculares, mejorar la movilidad y la flexibilidad articular, perjudicadas por el bruxismo.
Este tipo específico de masaje combina maniobras inspiradas en la medicina tradicional china para estimular y relajar el tejido blando conjuntivo que rodea los músculos, los órganos y los nervios, continuando con un masaje intrabucal. El proceso, además de resultar para el paciente muy placentero y relajante, es altamente reparador. Y es que con la terapia miofascial conseguimos oxigenar la piel, eliminar por completo la tensión muscular y mejorar la circulación, lo que se traduce en un doble beneficio, funcional y estético: eliminamos el dolor y le otorgamos a nuestra piel un aspecto más saludable