22/12/2023
60 años de Felicidad.
Hace seis décadas, específicamente el 23 de diciembre de 1963, los distinguidos Ingenieros Agrónomos de la cuarta promoción de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UNA, culminaron un significativo recorrido repleto de aprendizajes, vivencias y profunda adquisición de conocimientos. Estos profesionales no solo se consolidaron como colegas sino también como compañeros, amigos y hermanos. De hecho, la cercanía entre ellos era tal que muchos los consideramos como tíos.
Todos estos "tíos" compartían un sueño común: contribuir al desarrollo de un Paraguay más próspero. Armados con juventud, dinamismo y una convicción inquebrantable, cada uno se dedicó a perseguir sus objetivos en áreas donde podían marcar la diferencia. Sin embargo, es probable que en ese momento no dimensionaran el legado de sabiduría y magnanimidad que estaban forjando. Su trayectoria se convirtió en una inspiración perdurable para generaciones posteriores. Muchos de sus descendientes han seguido sus pasos, motivados por el amor al agro, al campo, a la producción y a la naturaleza.
El respetado Ingeniero Agrónomo, Caio Scanove, rindió homenaje a este grupo en su artículo titulado "Los ingeniosos del Paraguay". En dicho escrito, destacó las áreas temáticas y los referentes de cada sector, además de hacer mención especial a estos Ingenieros de oro en conmemoración de los 50 años desde su graduación. Una frase que capturó su esencia fue "valen más que oro", resaltando la honorabilidad y grandeza de cada uno de ellos.
En la actualidad, es innegable el impacto que estos profesionales han tenido en las generaciones subsiguientes. Muchos de nosotros tuvimos el privilegio de aprender de ellos, incluso en roles de profesores. Aunque para algunos resultaba difícil llamarlos "Ingeniero" en clase, debido a la familiaridad, siempre los reconocimos como "tío". Con el paso del tiempo, y aunque algunos ya no están físicamente entre nosotros, su legado perdura. Su sabiduría, bondad, justicia, coherencia, paciencia y amistad se sienten a través de las anécdotas, historias y valiosas enseñanzas que nos dejaron.
Personalmente, me siento afortunado de poder compartir estas reflexiones, sabiendo que mi padre el Ing. Agr. Darío Pérez Chena, tiene la oportunidad de leerlas. Aunque para otros este no sea el caso, es indudable que todos llevamos en nuestro corazón el recuerdo y la influencia de estos grandes hombres, pero antes de terminar, debemos destacar el rol protagónico de las mujeres que acompañaron a estos maestros, nuestras madres, heroicas, estoicas y comprensivas, gratitud a nuestros padres.
Con profundo respeto y admiración,
Hermanos Pérez Pérez.
