
08/06/2025
Cuidemos de nuestros niños futuros del país darle mejor educación desde casa papá y Mamá!!
Tenía solo 17 años, se enamoró de una bestia. Quedó embarazada, sufrió el rechazo del padre del bebé, también menor de edad, quien la secuestra, maltrata psicológicamente, la golpea, la arrastra y la quema viva, según el resultado de la autopsia.
Tenia solo 17 años y aun con la amenaza, ella quiso a su bebé. El mensaje del asesino en uno de los chats, expresa claramente: “Ella quiere tener sí o sí”, pero él NO y está usando todos los métodos para apagar su vida, nada está funcionando y está dispuesto a todo, anuncia fría y cobardemente: “Y si le mato y le entierro en el patio de a lado”.
Tenía solo 17 años, y su cuerpo resistió más de lo que cualquiera podría imaginar. Fernanda quería seguir luchando, aferrándose a la esperanza de que todo era una pesadilla y que pronto despertaría. Estaba agotada, mentalmente desgastada por el miedo y la incertidumbre del futuro, pero aún mantenía la esperanza de que la tormenta pasaría. Sin embargo, la realidad era mucho más cruel: no era un sueño, no era ficción y lo que le esperaba era mucho peor.
Tenía solo 17 años, y los ojos que ella amó fueron los que la miraron con desprecio. Los brazos que anhelaba solo para un abrazo cálido, ahora la sujetaban con brutalidad. La voz del que ella consideraba su príncipe, de quien quería escuchar “todo estará bien”, sólo escuchó "vas a morir”.
Tenía solo 17 años, Fernanda fue víctima de un maltrato absurdo y brutal. La privaron de toda comunicación, la dejaron al borde de la muerte con golpes en la cabeza, y en sus últimos momentos, yacía en el suelo. Pero el horror no terminó allí: fue quemada viva. Lenta y cruelmente su vida y la de su bebé, un varoncito (tres meses de gestación) se apagaron de la peor manera.
Tenía solo 17 años, su familia, amigas y compañeros la seguían buscando. El asesino seguía acudiendo con total normalidad al colegio y negaba todas las acusaciones con frialdad espantosa.También mataron a la mascota, colocaron en la misma fosa para despistar la búsqueda.
Tenía solo 17 años, en su corta vida aún había tanto por aprender y experimentar. Nadie tiene derecho a juzgarla, porque ningún acto puede justificar un crimen tan atroz. Fernanda fue víctima de una violencia que nunca debió existir, la justicia debe ser implacable.
Tenía solo 17 años, por las noches antes de dormir pensaba en el futuro, que parecía lejos pero también cerca. Consultaba con su almohada: “Qué debo hacer? Estoy temerosa”, pero también estaba ilusionada, con que se le pase la bronca al joven y pueda respirar aliviada con su bebé. Pero no, mientras ella albergaba esas esperanzas, él planeaba un crimen sin precedentes en Paraguay.
Tenía solo 17 años. Eran las 18:05 horas de este lunes, en medio de una tarde noche lluviosa en Coronel Oviedo, casi una semana después de su desaparición. La sirena de la ambulancia resonaba con fuerza en la calle, anunciando que llegaba a su casa. Pero no era un regreso, sino un adiós definitivo: María Fernanda llegó en un ataúd, cerrando un capítulo doloroso y dejando una despedida que queda grabada en la memoria de todos.
Tenía solo 17 años, la escena del crimen y la escena de la despedida en su hogar, no hay cómo describir. El dolor desborda el alma.
Tenía solo 17 años. Sobre las investigaciones y los rastreos, su padre expresó que ya no le importa. “De qué sirven ahora, era para que encuentren viva a mi hija, no después de todo lo que le hicieron, me enteré de las atrocidades que le hicieron. Para que ella vaya en paz, ya solo quiero justicia, eso es lo que buscaré, no importa si me matan, yo ya estoy mu**to, con ella se va mi corazón”.
Tenía solo 17 años y conoció la crueldad en su máxima dimensión. Se aguarda TODO EL PESO DE LA LEY