09/07/2025
Estar en la cancha como fisioterapeuta deportivo es vivir cada segundo con el corazón en la mano. No somos solo los que corren cuando alguien cae. Somos quienes conocen la historia detrás de cada jugador, el sacrificio detrás de cada entrenamiento, el miedo que esconde cada dolor y la esperanza que despierta cada recuperación.
Desde la línea de banda observamos más que un juego. Vemos cuerpos exigidos al límite, músculos que se rompen, articulaciones que gritan, y también miradas que buscan respuestas. Y ahí estamos, con las manos listas, la mente fría y el corazón encendido, preparados para actuar sin margen de error.
En la cancha, todo es rápido. Pero nuestra labor va más allá del vendaje o el hielo. Somos confianza en medio del caos, somos calma entre gritos, somos quienes devuelven seguridad en segundos. Y fuera de la cancha, somos los que acompañan cada proceso, los que reconstruyen paso a paso el camino hacia el regreso.
No salimos en los titulares, pero estamos en cada historia de superación. No marcamos goles, pero ayudamos a que vuelvan a marcarse. Porque un fisioterapeuta en la cancha no solo trata lesiones… también cura miedos, restaura sueños y sostiene pasiones. Karen Mongelós