19/11/2024
Fantasia de una noche.
La ciudad dormía bajo el manto suave de la noche, sus luces titilando como pequeños susurros de estrellas perdidas. En un apartamento del cuarto piso, las sombras danzaban tranquilas en las paredes, modeladas por la tenue luz del tv bque titilaba, como un corazón palpitante en medio de la oscuridad. El la observaba desde el balcon, como siempre lo hacía, viendo la calle vacía mientras esperaba el momento en que la quietud se rompiera.
Ella llegaba siempre a la misma hora, después de un largo día de trabajo, caminando lento, con la mirada fija hacia el horizonte, como si nada pudiera desviar su atención. Pero él la esperaba, paciente, con una mezcla de deseo contenido y un vacío que solo ella sabía llenar. La distancia que los separaba cada día parecía más corta, más insostenible. Y sin embargo, siempre había algo que los mantenía ahí, en ese juego silencioso de miradas y silencios que decían más que mil palabras.
Cuando la puerta se abrió, el aire cambió. La habitación se llenó de una presencia nueva, de una tensión palpable que flotaba en el espacio. Ella cerró la puerta y sutilmente lo observa sentado el el escritorio, desviando la mirada con suavidad hacia su pantalon, dejando que el sonido se desvaneciera, y sin una palabra, desnudo su cuerpo sesante de deseo, desgarraando su lujuria en un delicioso roce.
Él estaba sentado en el pc, la luz suave sobre su rostro, como si el mundo exterior ya no importara. Sus ojos, dos espejos oscuros de deseo, la siguieron mientras ella subia las escalaas para su cuarto, despojándose lentamente de sus vestimentas, como si el tiempo no fuera más que una ilusión en ese instante. Sin pensarlo, se acosto en su cama fria y desnuda, y sin pensarlo, cada movimiento suyo era preciso, medido, como si supiera que hoy era el dia de su autocomplacencia. Cada detalle, registrado en la memoria de la otra.
No hay tiempo para preguntas como
—¿Qué tal tu día? — tan solo el se imagina como ella urga en su s**o, el nectar de la lujuria., aunque el se lo sospechaba y sin quitarle espacio, sola la dejo. Él siempre deseoso de sentir como juguetea, se la imagino con una sonrisa picaarona, como si el placer del mundo fuera más delicioso sabiendo que ella se estba masturbando y a que a lo largo, a él lo excita.
Él no la tiene de frente, pero sus manos descansando al lado de su s**o. le daba mas placer.. y le da su espacio paraa imaginarsela.
La atmósfera en la casa se volvió más caliente, más cargada.
Su mano rozaron suavemente su falo erecto pensando en lo rico que ella se toca. Y es Feliz....
Nuevamente se deleita y su nectar sale de su cuerpo... y ambos, asi no estuviesen juntos, se unieron justamente en un orgasmo divino.