
09/09/2025
Cuando somos niños o adolescentes, muchas decisiones de mamá pueden parecernos injustas, exageradas o simplemente “demasiado estrictas”. Nos cuesta comprender por qué no podíamos ir a todas partes, por qué tantas reglas, por qué tanto “no”. En ese momento, lo veíamos como límites sin sentido o como una forma de control.
Pero al crecer, con la vida y la experiencia a cuestas, empezamos a ver todo desde otra perspectiva. Nos damos cuenta de que cada regla, cada advertencia, cada límite que nos puso, fue una forma silenciosa —pero poderosa— de amor. No era rigidez, era protección. No era exageración, era cuidado. Mamá no era estricta por gusto, sino porque su mayor deseo siempre fue cuidarnos de un mundo que ella ya conocía… y nosotros apenas estábamos empezando a descubrir.
📸 tomada de