09/28/2025
Capítulo 1️⃣8️⃣
Maddie
Landon sabía cómo invitar a una mujer a cenar. Me llevó al Hotel Four
Seasons de Beverly Hills. Tenían un elegante restaurante en el patio, con
luces brillantes colgando por todas partes. Estaba disfrutando de todo, pero
la verdad es que el hombre sentado frente a mí acaparaba toda mi atención.
—Usted, señor, tiene un gusto excelente —le informé mientras tomaba
un sorbo de vino tinto, un syrah. Era perfecto para mi filete—. ¿Cómo de
difícil piensas que será compaginar el proyecto de Val y la fusión de tu
empresa?
Frunció el ceño.
—Muy difícil. Estoy intentando elaborar un plan de ataque para poder
dar a ambos proyectos la atención que necesitan, pero va a ser un in****no.
—Bueno, puedes contar conmigo para ayudar a que te relajes —declaré.
Su fruncido ceño se convirtió en una sonrisa.
—¿Cómo piensas hacerlo?
—Todavía no lo sé, pero voy a preparar un plan serio.
Iba a cuidar bien de él. Tan bien que no querría dejarme ir. «Ups». ¿De
dónde había salido esa idea? Culpé a mi syrah.
—¿Cuánto tiempo vas a seguir trabajando en el jardín de Val? —
preguntó.
—Tres semanas. Luego voy a diseñar el jardín de un colegio. Será
menos complicado que el de Val, porque no tiene terrazas. Me muero de
ganas por empezar.
—¿Una escuela? Pensé que habías dicho que te gustaba trabajar en
proyectos residenciales.
Me alegré de que se acordara de ese pequeño detalle.
—Sí, pero no podía dejar pasar esta oportunidad. Es para un colegio
privado y, si a los padres les gusta lo que ven, eso podría llevar a conseguir
otros proyectos.
—Inteligente. Muy inteligente de tu parte.
—Gracias. Ese es el proyecto para el que necesitaba los permisos.
—¿Así que te encargas de todo? ¿Permisos, diseño, implementación?
—Sí. Sin embargo, trabajo con subcontratistas. Por ejemplo, Val quiere
escalones de piedra, y para ello traigo a un albañil. Si el terreno requiere la
instalación de algo más que el sistema de riego estándar, traigo a una
empresa especializada en la materia. Pero intento hacer lo máximo posible
yo misma. Contrataré personal fijo en cuanto Grace termine la carrera de
Derecho.
—Eres una mujer increíble, Maddie Jennings.
—Vaya, gracias, Sr. Connor.
—Eres muy trabajadora y muy comprometida con tu hermana, dos
cualidades que admiro. —Puso su mano sobre la mía en la mesa y la apretó
ligeramente—. Admiro todo de ti.
—Ahora me estás haciendo sonrojar.
—Me encanta cuando tus mejillas se ponen rojas.
Su voz era más baja, más aspirada, e hizo que mi mente se fuera al
diablo.
—¡Landon! Estamos a mitad de la cena. No puedes hacer que me
ruborice ya. Creo que estábamos hablando de mis asuntos.
Me dedicó una sonrisa voraz.
—Tienes razón. ¿Has pensado en asociarte con alguno de los
subcontratistas que utilizas más a menudo? No los tendrías en nómina, pero
podrías aprovechar las sinergias.
Me recosté en mi asiento, mientras jugaba con mi copa de vino.
—Lo he pensado, pero honestamente, creo que sería un dolor de cabeza.
Mi ex y yo teníamos un acuerdo similar. Aunque estábamos especializados
en diferentes áreas, habíamos creado una empresa juntos, Eden Designs.
Compartíamos la oficina y los gastos administrativos, como la contabilidad.
Ocasionalmente, algunos de sus clientes también utilizaban mis servicios.
Cuando todo se fue al garete, me costó mucho trabajo desvincularme. Se
hizo un lío. Se peleaba conmigo por cada contrato. Los honorarios de los
abogados se comieron muchos de mis ahorros. Me fastidió para las
asociaciones. En fin, trabajo mejor sola.
—Tu ex era un verdadero gi******as.
—Fue raro, tuve que volver a empezar. Casa nueva, todo nuevo. La
mayoría de nuestros amigos eran suyos, porque él era de Los Ángeles, así
que mi círc**o de amigos se redujo de golpe y conocer gente nueva no es
fácil.
—¿Pensaste en volver a Miami en ese momento?
—No, me gusta esta ciudad. Pero cuando me mudé a Los Ángeles,
nunca imaginé que iba a tener que empezar de cero dos veces. Espero no
tener que hacerlo nunca más. Es agotador.
Landon me escudriñó, pero entonces su atención fue captada por un
hombre alto con traje que se estaba acercando a nosotros y finalmente se
detuvo junto a la mesa.
—¿Landon? No puedo creerlo. No sabía que habías vuelto a Los
Ángeles. ¿Cuánto tiempo ha pasado?
Landon se levantó y estrechó la mano del hombre. Yo también me
levanté.
—Stephen. Me alegro de verte. —Señalándome, dijo—: Esta es Maddie
Jennings. Es una arquitecta paisajista con mucho talento.
Landon parecía tan orgulloso de mí que quise besarlo en el acto. Me fijé
en su lenguaje corporal y supe que no eran palabras vacías. Sabía que
estaba mal comparar a Landon con mi ex, pero no podía evitarlo. Cada vez
que Owen me presentaba a alguien, omitía mi profesión, y cuando yo
mencionaba el tema, se avergonzaba.
—Encantado de conocerte, Maddie. —Stephen me estrechó la mano
antes de volver a centrarse en Landon—. ¿Cuánto tiempo te quedarás en
Los Ángeles?
—Unas semanas.
—Te llamaré para organizar una reunión. Te dejo para que disfrutes de
la noche.
Volvimos a sentarnos después de que Stephen se fuera y luego
terminamos nuestros filetes. Landon acogió mis piernas entre las suyas bajo
la mesa. Me encantaba estar rodeada de él así. Cuando el camarero se llevó
nuestros platos vacíos, me froté la barriga.
—¿Vamos a pedir postre? Me muero por probar su panna cotta.
Se le dibujó una sonrisa en los labios. Acogió mis piernas con más
fuerza hasta que mis rodillas se tocaron.
—Preferiría comerte a ti, pero la panna cotta bastará, por ahora.
—Eres un desvergonzado —susurré—. ¿Me has traído aquí y ahora me
seduces?
—¿Eso es una queja?
Abrí la boca y la volví a cerrar.
—Estoy excitada, pero siento que debo echarte la bronca solo por eso.
Estoy en conflicto.
Sin quitarme los ojos de encima, pidió panna cotta para los dos y se
inclinó hacia delante.
—¿Cuán excitada estás exactamente?
El aire chispeaba entre nosotros, y consideré la posibilidad de
escaparme antes del postre. Pero mi lado testarudo asomó la cabeza y me
mantuve firme, e incluso disfruté de dos copas más de syrah hasta que
terminamos el postre.
Landon me ofreció el brazo cuando nos levantamos para irnos y lo cogí
con gusto. Llevaba unos tacones de aguja altísimos. Los zapatos eran
nuevos y no había tenido tiempo de estrenarlos, así que me dolían las
plantas de los pies.
Al pasar por la fila de mesas, pude notar que las mujeres le echaban el
ojo. Muchas mujeres.
—Es la última vez que sales conmigo llevando gemelos. Todas las
mujeres de allí quieren follarte —susurré cuando nos quedamos solos en el
pasillo que lleva al vestíbulo.
—¿Follarme? —Se rió. «Oh, ¿así que esto le divierte?», pensé—. Estás
un poco borracha por el vino.
—Tal vez. Pero sé lo que he visto. La próxima vez que salgamos, te
pondrás algún jersey feo. Una bolsa de papel en la cabeza tampoco vendría
mal.
—¿Eres posesiva?
Cogí un poco de aire.
—Me he excedido, lo siento. No tengo por qué ser posesiva.
Landon se detuvo y se volvió hacia mí. Me besó tan fuerte que hizo que
mi mente diera vueltas.
—Sí, te corresponde. Cariño, la idea de que estés con otro hombre me
vuelve loco. —Sus ojos brillaron mientras me pasaba el pulgar por los
labios, con una encantadora y evidente posesividad—. Me gusta verte así de
exaltada, pero no tienes nada de qué preocuparte. Eres todo lo que quiero,
Maddie. —Me besó la comisura de la boca y susurró—: Vayamos a casa
para demostrarte cuánto.
Nunca había rezado tanto para que no hubiera tráfico como en ese
momento.
Cuando entramos en mi bungalow, Landon me besó con fuerza y me
acompañó hasta el dormitorio, hasta que la parte posterior de mis
pantorrillas chocó con la cama. Me bajó sobre ella, rompiendo nuestra
conexión. Encendió la luz y se quedó cerca del interruptor.
—Quítate la ropa para mí, Maddie.
Me quité los zapatos y me subí a la cama. Me levanté un poco el top,
hasta que se me vio el ombligo. Landon me miró fijamente, como si me
retara a continuar. Lo levanté unos centímetros más, tan lentamente como
pude. Él soltó una fuerte exhalación, y mis manos empezaron a temblar ante
la expectación. Joder, verle observarme me excitaba muchísimo. Lo levanté
otro centímetro y entonces Landon se quitó la ropa. Cuando estuvo
completamente desnudo, se subió a la cama frente a mí y me sujetó los
tobillos con las manos, sin dejar de observarme. Cuando me quité la
camiseta, se mordió el labio. Metí la mano bajo la almohada y recuperé el
condón que había escondido allí... por si acaso.
—Desabróchate el sujetador. —Aunque su voz era un susurro, parecía
una orden. Hice lo que me dijo y mis pechos se liberaron frente a él.
Soltando uno de mis tobillos, extendió un brazo, desabrochó la cremallera y
el botón de mi falda, y luego la bajó por las piernas, arrojándola detrás de
él. Me sentí expuesta, solo llevaba un tanga. Me observaba con una mirada
lujuriosa, sus ojos iban de mi cuello a mis pechos, pasando por el triángulo
entre mis piernas, y luego volvían a subir.
Se abalanzó sobre mí y me capturó la boca. Suspiré contra sus labios y
mis caderas se levantaron de la cama cuando me cogió un pecho y me
retorció el p***n suavemente. Instintivamente, intenté juntar los muslos.
Como él estaba sentado justo entre ellos, no hice más que apretarle con
fuerza. Gimió y se apartó, mirando hacia abajo entre nosotros. Bajó una
mano, y me puso el pulgar justo en mi entrada, sobre las bragas. Un
escalofrío se apoderó de mi cuerpo. Después, arrastró el pulgar hasta mi
clítoris.
—¡Landon! ¡Oh!
Repitió el movimiento. Separé los muslos para darle un mejor acceso.
Se acomodó entre ellos y bajó la cabeza. En medio de una bruma de lujuria,
sentí cómo deslizaba dos dedos por el borde de mis bragas, justo donde el
muslo se unía con el centro. Apreté la sábana cuando él enganchó los dedos
en la tela y la empujó hacia un lado. A continuación, posó su ardiente boca
sobre mi piel resbaladiza, y lo disfruté tanto, era tan increíblemente intenso,
que grité sin vergüenza. Levanté la cabeza y vi que había bajado un brazo.
Su hombro se movía, se estaba tocando. Tenía la boca sobre mí y la mano
en su erección. La imagen despertó algo en mi interior. Un intenso calor se
extendió bajo mi piel.
Inesperadamente, apartó el pulgar de mi clítoris y deslizó la mano bajo
mi c**o, levantándolo sobre el colchón. Clavé los talones en la cama y se
me contrajo la barriga mientras me preparaba. Se metió mi clítoris en la
boca.
—¡Aaaaaah!
Se me endurecieron los glúteos, mis muslos ardieron. Mi centro estaba a
punto de estallar. Me temblaba todo el cuerpo. Era como si unos finos hilos
invisibles conectaran mi clítoris con todas las células de mi cuerpo. Estaba
agitada y no paraba de gemir, necesitaba liberarme. La tensión en mi
interior seguía en aumento.
Los siguientes segundos fueron un poco confusos. Landon se movió,
apartándose de mí justo cuando estaba en la cúspide. Le oí rasgar el paquete
del condón, y luego se movió sobre mí, introduciéndose en mi interior
mientras me corría.
El placer era tan intenso que me dejó sin aliento. Mis músc**os internos
sufrieron espasmos y se apretaron a lo largo de su longitud. Mi orgasmo se
acentuó. Una sensación de satisfacción recorrió todo mi cuerpo, haciendo
que los dedos de los pies se enroscaran y los de mis manos se estiraran, casi
involuntariamente.
—Qué bien se siente, Maddie. Tan bien. —Su voz era un susurro
inestable y, cuando bajé del séptimo cielo, noté que sus brazos temblaban
ligeramente. Los había apoyado a ambos lados de mí. Besándome el cuello,
se deslizó dentro y fuera de mí. Era imposible, pero sentí que con cada
embestida me llenaba más, me daba más de sí mismo.
—Levanta las piernas, envuélvelas alrededor de mí —dijo.
A ciegas, enganché una pierna alrededor de él, luego la otra, sin
entender a dónde quería llegar... hasta que lo capté. Cuando presioné mis
talones en la parte posterior de sus muslos, justo debajo de su trasero, el
ángulo entre nosotros cambió y él estaba frotando un punto dentro de mí
que no había tocado antes. Ni siquiera sabía que fuera posible experimentar
un placer tan intenso. Estaba en sus manos y su cuerpo me acercaba cada
vez más al límite con cada embestida. Se me tensaba todo, los músc**os se
contraían. Luego, Landon me besó, entrelazando sus dedos con los míos.
Finalmente, mis sentidos se vieron abrumados mientras se me retorcía
todo el cuerpo con el orgasmo. En medio de mis gritos de placer, oí los de
Landon... y supe que se estaba corriendo conmigo.
Continuará…….
Layla Hagen ✍️
🌙