12/17/2025
La dopamina te calma… pero no te sana.
Ese impulso de buscar alivio inmediato —comida, redes, compras, distracciones—
no es más que una anestesia emocional que adormece el dolor por un rato,
mientras la raíz sigue intacta… esperando ser atendida.
Porque apagar el síntoma no resuelve la herida.
Solo la esconde.
Sanar no es “sentirte bien rápido”.
Sanar es mirar de frente lo que te duele,
reconocer el patrón, entender la historia que cargas
y tener la valentía de romperla con decisiones diferentes.
Tu cerebro puede acostumbrarse a escapar,
pero también puede aprender a transformar.
La neuroplasticidad empieza cuando eliges conscientemente
dejar de repetir lo que te lastima
y empiezas a construir lo que te sostiene.
No necesitas más dopamina.
Necesitas más verdad.
Más conciencia.
Más presencia contigo.
Ahí es donde realmente comienza la sanación.