10/05/2025                                                                            
                                    
                                                                            
                                            El Mandato de Dios sobre el Extranjero/ La Palabra de Dios nos recuerda constantemente que el trato hacia el extranjero es una medida del corazón humano y de la justicia de los pueblos. Desde los tiempos antiguos, el Señor advirtió: “No oprimirás al extranjero, porque extranjeros fuisteis vosotros en Egipto” (Éxodo 22:21).
👉El extranjero que llega a una tierra buscando refugio, protección y vida digna, no es una amenaza; es un prójimo que merece misericordia. Dios mismo declara que Él hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama también al extranjero dándole pan y vestido (Deuteronomio 10:18). Si el Dios del cielo extiende su mano al vulnerable, ¿cómo podremos nosotros, seres humanos, cerrar el corazón?
👉La historia enseña que los pueblos se fortalecen cuando abrazan la compasión y se debilitan cuando endurecen su espíritu contra los necesitados. El extranjero es un recordatorio vivo de nuestra propia fragilidad: todos, en algún momento, hemos sido forasteros, vulnerables y dependientes de la bondad ajena.
Hoy, cuando tantos hombres, mujeres y niños buscan un lugar seguro, es un deber recordar lo que dijo el Señor Jesús: “Fui forastero, y me recogisteis” (Mateo 25:35). Rechazar al extranjero es rechazar la imagen de Cristo en él. Mostrar misericordia es honrar al Creador y sembrar justicia que dará fruto en la nación.
Que el temor, la política y los intereses temporales no opaquen la voz de la conciencia ni callen la voz de Dios. Porque está escrito: “No oprimáis al extranjero ni al pobre” (Zacarías 7:10). Cada decisión que afecte al vulnerable será recordada delante del trono eterno de justicia.
Que esta reflexión sea una llamada a volver el corazón a la misericordia, la justicia y el amor que agradan a Dios. Una nación que abre su mano al necesitado se convierte en tierra bendita; una nación que cierra sus puertas al extranjero, siembra juicio para sí misma.        🇻🇪