09/08/2025
🐺 “Cuando la ira me robó lo que más amaba” 🦉
Un cuento para recordar que a veces el orgullo pesa más que el amor.
En lo profundo del bosque vivía un lobo llamado Kael.
Era fuerte, valiente, pero dentro de su pecho cargaba heridas que nunca cicatrizaron.
Vivía irritado, siempre dispuesto a discutir.
A su lado estaba Alía, una loba noble y paciente que lo amaba con todo el corazón, a pesar de sus explosiones y sus silencios.
Una noche volvieron a discutir.
—¡Nunca entiendes nada! —ladró Kael con los ojos encendidos de rabia.
—¿Y tú cuándo dejarás de pelear por todo? —respondió ella, cansada.
Se durmieron sin abrazarse.
No hubo perdón, solo orgullo.
Y al amanecer… Alía ya no respiraba.
El bosque se la había llevado en silencio.
Kael cayó de rodillas, aullando de dolor.
El mundo entero se desmoronó.
Pasaron los días y la culpa lo devoraba.
Un búho sabio descendió de un árbol y le preguntó:
—¿Por qué lloras, joven lobo?
Con la mirada perdida, Kael murmuró:
—Le grité, la hice llorar con mis palabras… Y ahora se fue. Ni siquiera le pedí perdón.
El búho lo observó con calma y dijo:
—Y dime, Kael… esas cosas que le reclamabas, ¿realmente eran ciertas? ¿Tenías toda la razón?
El lobo bajó la cabeza, con los ojos nublados de tristeza, y susurró:
—No lo sé…
El búho asintió lentamente y le respondió:
—Ese es el problema. Creemos que siempre tenemos la razón, pero la verdad es que nadie la posee completa. Cada uno carga solo un pedacito de ella. Aprender a escuchar y entender la mirada del otro es tan valioso como defender la nuestra.
Kael cerró los ojos, roto por dentro, y confesó:
—Hoy cambiaría mil razones por un solo minuto más con ella… para abrazarla, para decirle que la amaba.
El búho extendió sus alas y antes de marcharse le dejó una lección:
—Ama con paciencia. Perdona sin miedo. Y nunca olvides que escuchar la verdad del otro es tan importante como sostener la tuya. Porque no sabes cuál será la última conversación.