10/13/2025
No Me Alcanza
A veces no me alcanza.
Ni el título,
ni la teoría,
ni las palabras suaves que aprendí para sanar.
Miro los ojos de mi gente
y veo siglos de miedo,
de silencios heredados,
de cuerpos tensos que aún no saben
que el dolor también se hereda.
Quisiera abrazarlos a todos.
Detener el temblor de las familias
que viven con la maleta lista,
que duermen con un ojo abierto,
que sienten que el color de su piel
se ha vuelto motivo de sospecha.
Decirles que la ansiedad no es debilidad,
que el insomnio no es locura,
que no están exagerando —
que el trauma también se respira
cuando ves cómo se llevan a alguien
que se parece a ti.
Pero mi pecho se llena de impotencia,
porque no hay suficientes horas,
ni recursos,
ni manos.
Y sin embargo,
cada día vuelvo.
Vuelvo porque sé
que escuchar también es resistencia,
que nombrar el dolor lo desarma,
que el amor, aunque cansado,
sigue siendo medicina.
A veces me derrumbo después de cerrar la puerta.
Lloro en silencio por las historias que se quedan pegadas en mi piel.
Pero al amanecer,
respiro, oro, y vuelvo a empezar.
Porque mi trabajo no es salvarlos,
es recordarles que aún dentro del miedo,
somos pueblo,
y seguimos vivos.