Es difícil y en gran medida frustrante dar cuidados a personas de edad avanzada, pero alguien debe hacerlo y hacerlo con amor, compasión, dignidad y comprensión. Seguro que en el pasado tu viejito fue una persona útil que quizás te cuidó con mucho cariño. Ahora es tu turno para hacer más o menos lo mismo por esa envejecida persona a quien amas.
¿Qué hace a las personas envejecidas tan diferente a
los más jóvenes? Las personas de edad avanzada suelen sufrir de algún tipo de demencia, ya sea alzhéimer, senilidad u otros desgastes del cerebro de menores consecuencias. Aunque la demencia senil complica el cuidado de personas en la edad avanzada, consideremos que otro inconveniente muy común es la perdida de movilidad. Si tu viejito está postrado en cama o en silla de ruedas, la situación es aún más dificultosa. Recuerda y reconoce que tu viejito vivió toda una vida obedeciendo órdenes, leyes, reglamentos, responsabilidades, obligaciones de ciudadano, obligaciones domésticas, consejos del médico, restricciones económicas y quién sabe qué más. Por lo tanto, ya es tiempo que pueda hacer lo que le dé su santa gana sin mucho régimen social. Si lo que quiere hacer presenta un riesgo a la salud, calcula cuanto tiempo le queda a tu viejito y decide; ¿Qué es mejor, diez años miserables o cinco a su manera? Esto no quiere decir que vas a permitir cosas extremas como, negarse a tomar medicamentos vitales, manejar vehículos o usar maquinaria peligrosa como sierras eléctricas. Cuando tu viejito no quiere comer algo, no lo obligues. En el otro extremo, cuando se antoja de comer algo que tiene prohibido por doctor, nutricionista o familiares, recuerda que el cuerpo generalmente pide lo que necesita. Claro que un nutricionista prescribió una dieta para tu ser querido, pero preguntate si violar esa dieta le causaría una muerte súbita o por ejemplo, solo un temporal estreñimiento. Dale un placer de vez en cuando aunque sea en contra del gusto u órdenes de alguien. Al percatarte de que tu viejito ya no puede manejar automóviles en modo seguro, no lo obligues a entregar su licencia. Háblalo con tu viejo en una manera amena, convincente y comprensiva. Busca la forma de que sea tu viejito quien tome la decisión final. Una buena forma es hacer un trato con tu viejito para ir a una escuela de choferes seleccionada por el o ella y someterse a una evaluación imparcial, con el entendimiento de que la decisión del instructor dictará conclusivamente si deja de manejar o no. Si te dice que él o ella es buen chofer y no necesita probar su habilidad, pregúntale; ¿Entonces a qué le temes?