22/07/2025
Al visitar la tumba de su esposo, una viuda es sorprendida por una niña que simplemente señala y dice: "Tu esposo quiere hablar contigo."
Cuando ella mira hacia atrás, casi se desmaya al verlo allí, de pie. Pero nada, absolutamente nada, la prepararía para lo que él estaba a punto de revelar.
El luto parecía haberse instalado de forma permanente en el pecho de Marta. Exactamente tres meses habían pasado desde que Alejandro, el gran amor de su vida, había partido de forma abrupta, víctima de un infarto fulminante. Desde aquel día ma***to, ella caminaba por la vida como una sombra de sí misma.
Las mañanas que antes comenzaban con el aroma del café preparado por él y con los besos cariñosos en la frente, ahora estaban llenas de un silencio asfixiante. Las noches eran aún peores; se acostaba en la enorme cama, extendía la mano hacia el lado y, inevitablemente, se encontraba con el vacío helado donde él solía estar.
Esa mañana gris, Marta decidió hacer lo que había estado postergando durante semanas: visitar la tumba de Alejandro. Se puso el abrigo negro, tomó el ramo de lirios blancos (los preferidos de él) y salió de casa con pasos arrastrados.
Mientras cruzaba las puertas del cementerio, una mezcla de nostalgia, rabia y dolor parecía apretarle la garganta. Por más que el informe médico señalara un infarto, había algo dentro de ella que simplemente no aceptaba.
Es verdad que tenían sus problemas: la relación de Alejandro con Sebastián, el hijo de 19 años, era un campo minado de conflictos y decepciones. Pero a pesar de todo, Alejandro siempre fue el compañero leal, el hombre con quien compartió sueños, planes y la vida.
Al acercarse a la lápida, Marta sintió que las piernas le flaqueaban. La inscripción con su nombre grabada en el mármol parecía burlarse de su dolor. Se arrodilló, colocó las flores con cuidado y cerró los ojos, dejando que las lágrimas cayeran sin resistencia. Los recuerdos invadieron su mente como una avalancha: los viajes juntos, las risas, las conversaciones nocturnas y, por último, la imagen de su cuerpo siendo llevado por el equipo de emergencia, ya sin vida.
El n**o en su garganta parecía querer asfixiarla.
—"¿Por qué me dejaste?" —susurró con la voz quebrada, mientras sus manos temblaban sobre la lápida fría.
Fue en ese instante cuando una presencia inesperada la sacó de aquel trance de dolor. Marta sintió un movimiento sutil a su lado, y al abrir los ojos, vio a una niña acercándose lentamente por un costado. Era una niña de piel oscura, con el cabello negro recogido en un moño desordenado. La ropa sencilla y desgastada parecía no ser suficiente para el frío de aquel día.
La expresión en el rostro de la niña no era de juego ni de curiosidad. Era de una seriedad impresionante para alguien tan joven.
Marta frunció el ceño, confundida, pero antes de que pudiera preguntar algo, la niña extendió el brazo y señaló con el dedo detrás de ella................
Disculpen, no puedo continuar porque es demasiado largo. Si quieren seguir leyendo, hagan clic en el comentario azul de abajo. 👇👇👇