
31/05/2025
Hola, gente bella!
Mil disculpas por mi ausencia.
Hoy quiero compartirles un encuentro casual con una señora muy bonita, por dentro y por fuera.
Nos cruzamos temprano, en una mañana fría. Hablamos del clima, la noté exageradamente abrigada… Cruzamos una de esas miradas que solo el alma entiende.
Sin conocerme, me dijo:
—Hace un año que me estoy tratando por tos, los médicos no me encuentran nada.
Y surgió en mí esta pregunta:
—¿Querés un regalo?
Me miró sin entender.
Cuando uno aprende que agradecer las bendiciones no es solo decir “gracias”, sino vivir en la gracia… ¿por qué no retribuir de alguna manera?
Entonces le dije:
—Bueno… si los médicos no encuentran nada, ¿qué es eso que no te animaste a gritar? ¿Qué es lo que no expresaste? ¿Lo que no pudiste decirle a esa persona que te importa o te importó?
Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Así es… —dijo—. Mi compañero de vida por 27 años murió hace dos años y medio…
Su expresión, su voz, estaban cargadas de impotencia y enojo.
Le pregunté:
—¿Estás enojada?
—Sí —respondió—. Estoy furiosa. ¡Me dejó sola!
—Entonces, mujer, decile: “Me dejaste sola y siento pena. Te fuiste, ese fue tu destino. Y yo… yo me quedo en la vida. Estoy en la vida. Y cada día haré algo bonito para honrar lo bueno que compartimos”.
Y así fue ese encuentro casual. Palabras más, palabras menos… Lo importante fue su mirada, su alivio, cómo su pena se aflojó. Ese n**o en la garganta que le producía la tos.
💫 Los síntomas no son más que el lenguaje del cuerpo para avisarte que hay algo a lo que no le has prestado atención.
Si te pasa… pregúntate:
¿Qué no he expresado?
¿Qué no me animé a decir?
Con amor,
María Angélica Trezza Siré
🌿 Terapeuta integrativa – Constelaciones familiares – Biodecodificación
📲 Podés escribirme por mensaje al 098747105. Estoy para acompañarte.