22/04/2025
El cómo afronte el adulto sus experiencias dolorosas puede influir en la relación con el
dolor que los hijos tengan en el presente y en el futuro. Los hijos de personas con dolor
crónico son más vulnerables a experimentar problemas de dolor, posiblemente a través
de la observación del dolor en sus progenitores.
Los niños pueden adquirir miedo relacionado con el dolor al observar el dolor en los
demás por lo que una mejor comprensión del impacto de observar el dolor (de los
progenitores) puede ayudar a aclarar la transmisión intergeneracional del riesgo de dolor.
Por lo tanto, y como en tantos otros aspectos, la manera en que los adultos gestionen
y afronten sus propias experiencias dolorosas puede hacer que los hijos aprendan a
hacerlo de un modo similar:
Si el adulto afronta y vive su experiencia dolorosa con miedo, evitación,
catastrofismo, rumiación, victimismo, hipervigilancia, etc., es más probable que los
hijos lo hagan igual en el futuro… Y esos son factores que favorecen el dolor crónico.
Si el adulto afronta y vive su experiencia dolorosa con comprensión, manteniendo
las actividades de la vida diaria, gestionando adecuadamente las emociones que
genera y con una actitud de afrontamiento activo, es más probable que los hijos lo
hagan igual en el futuro… Y esos son factores que disminuyen la posibilidad de dolor
crónico.
Hay otros muchos factores, en cuanto a la forma que los adultos tienen de afrontan
el dolor, que puede influir en la forma que los hijos lo harán en el futuro ( y que
favorecen la cronificación) como por ejemplo ser hipocondríaco, hiper-medicalizarse,
ser catastrofista o tener una actitud pasiva ante la enfermedad.
DOLOR , 2024.
TOMÁS BONINO COVAS.