21/01/2023
¡Qué difícil es quitarse la mochila! A veces es tan pesada, tan repleta de basura, de objetos obsoletos, papeles viejos, hábitos, que nos van encorvando la espalda, lentamente, haciendo que nuestra mirada no logre ver el cielo, sino el piso. Qué triste es acostumbrarse a vivir con ese peso. Cuántas personas vemos por la calle, caminando automáticamente, siempre gris, siempre igual. Todos cargamos con mochilas, algunas más pesadas que otras. Algunas nos rompen al medio y un día estamos en el piso tratando de levantarnos. Otras nos hacen complicado el avance. Hay muchos que cargan con varias mochilas porque alguna vez creyeron que tenían que hacerse cargo de todo. Yo también llevo mi mochila, no sé si es muy grande o pequeña, pero existe y me pesa. Me desgasta y angustia. Me encarcela, me ata, me ensombrece. Me hace doler el alma, me pone un lazo en la garganta para que me cueste respirar ¿Qué pasa si me la s**o de encima? ¿se cae el mundo? ¿me van a mirar mal? ¿me voy yo a mirar mal? porque la mirada de uno hacia uno mismo a veces es muy estricta. El hecho es que ya no quiero llevarla conmigo. Hasta acá llegue, la quiero soltar. ¡Y qué miedo me da hacerlo! porque tal vez me acostumbré a ella. Si, es probable. Pero qué liviano se siente el poder mirar el cielo, respirar, volver a fijar mi norte, esta vez haciéndome con más insistencia LA PREGUNTA: ¿Qué quiero para mi vida? ¿QUÉ QUIERO? ¿QUÉ QUIERO? ¿QUÉ QUIERO? Ahora sólo puedo decir con firmeza que quiero estar en paz conmigo misma, silenciar palabras ajenas o incluso mis pensamientos reiterativos, podridos, vencidos. Olvidar las culpas, olvidar la mirada del otro; esta es mi vida y yo decido sobre ella. Ya es momento de pensar seriamente en mí, pero sin olvidar el reírme de mi y que nada es tan grave. Que de decisiones está hecha nuestra existencia. Mi mochila...ahí queda. Estoy segura que en más de una oportunidad volveré a ella a revisar si quedó algo "importante" adentro, pero de lo que más estoy segura es que no volveré a cargarla sobre mis hombros nunca más, ni jamás voy a permitir que los otros me carguen la suya, porque con mi aprendizaje ya tengo bastante. Dale, animate a sacarte esa mochila, de a poco, vos también. Yo ya no la quiero más en mi vida, quiero darme la oportunidad de sentirme libre de elegir y hoy elijo dejarme un rato en paz y empezar a disfrutar del recorrido sintiéndome un poquito más ligera, menos pesada, con más alas, con más cielo, con más sol, con más decisiones. Mirame, si, que no me voy a esconder esta vez, porque me estoy construyendo unas alas todo terreno para no tener vergüenza ni prejuicios de volar...porque sí, no soy ilusa. Ilusos son los que no creen en sus sueños y no se animan a soltar. Ilusos son los que nunca dijeron en la vida basta, ilusos son los que con caras pálidas van por ahí haciéndome la pantomima de que son felices y por dentro se secan. Aunque haya días en que quiera salir corriendo a buscar mi mochila por el terror que me da el ser libre, yo voy a seguir intentándolo una y mil veces, con la pregunta en mi mente: ¿QUÉ QUIERO?, PERO CON LA RESPUESTA EN MI CORAZÓN.
(Natalia Lewitan).