26/11/2024
La importancia de tener viva la esperanza tiene una connotación muy trascendente.
Durante todo el año hemos sentido hablar del término “incertidumbre” … “Vivimos en una incertidumbre”, eso porque en realidad estamos acostumbrados a vivir bajo la idea de “certidumbre”, como si todo estuviera controlado, como si la vida nos asegurara que todo va en marcha y que nada de lo que ocurre nos tocará, visión poco empática del “otro”, distancia propuesta de que todo seguirá su rumbo natural y nada nos afectará fuera de la historia personal de cada uno.
Hay muchos autores que definen esa sensación como “zonas de confort”, zonas establecidas, en donde todo tiene una “solución”, todo es conocido, más allá de los problemas que cada uno deba afrontar.
Nunca a lo largo de la historia (y me refiero a Historia como Historia de la humanidad) hemos vivido esa certidumbre si nos adentramos a todo lo acontecido hasta el día de hoy.
Comprendimos finalmente lo vulnerable que somos y eso le pone cara al planeta y a todos los seres vivos, nos produce estados emocionales que creímos no tener y nos despiertan un sin número de preguntas y respuestas , a la espera de que “alguien o algo” solucione estas vivencias de vulnerabilidad que creímos no existirían, dado los avances de la ciencia y la “seguridad” que tanto los “mass media” como los sistemas económico-políticos en los que la sociedad está involucrada, crearon ese sentir de un “falso paradigma”.
La incertidumbre o el estado de lo incierto, es cuando atravesamos un camino en el cual no conocemos absolutamente nada, y en la vida venimos atravesando caminos hace muchos siglos donde en todos se nos presentan incertidumbres y todos las hemos podido resolver de alguna manera. Esta es la parte importante a la cual debemos apelar, a nuestras herramientas, aquellas que tuvimos que usarlas forzosamente este año para reinventarnos de alguna manera para salir adelante.
Debemos tener presente la “esperanza”, el término esperanza, la palabra esperanza viene de esperar, del latín sperare (tener esperanza) y esta de spes, esperanza, que significa un estado de ánimo optimista en el cual aquello que deseamos o aspiramos nos parece posible. En este sentido, la esperanza supone tener expectativas positivas relacionadas con aquello que es favorable y que se corresponde con nuestros deseos.
La esperanza es lo contrario a la desesperanza, y, como tal, muchas veces sirve como asidero moral para no caer en el desaliento, para no perder la serenidad ni perder de vista aquello que se anhela alcanzar. De allí que la esperanza alimente positivamente nuestras aspiraciones.
Cambiemos la palabra incertidumbre porque nunca hay nada certero en la vida, siempre atravesamos por estados donde la “incertidumbre” está presente, lo que pasa es que creemos que nunca nos va a tocar a nosotros, hasta que nos toca.
Nos toca algún dolor fuerte, nos toca algún problema importante a resolver… Justamente esos momentos de dolores difíciles y fuertes, son los momentos en donde aprendemos que existe una posibilidad que tenemos en nosotros de resolver, que hasta el momento no sabíamos que existía.
El término esperanza significa una mirada hacia el futuro desde el aquí y el ahora, desde el estar presente, pero con una mirada hacia el futuro. Esto de alguna manera, nos puede quitar, si vale el término, el miedo a estar padeciendo a nivel mundial algo que no es conocido y que nos afecta o nos puede afectar.
La presencia de ese miedo, nos puede bloquear, nos puede angustiar, nos puede llevar a estados muy confusos y oscuros del ser.
Evidentemente en este año se van a generar más allá de las enfermedades físicas o las problemáticas que surgen a diario a nivel mundial, un problema muy importante en términos de salud mental.
La esperanza todavía permanece, la esperanza es lo que de alguna manera nos va a dar el motor para continuar en la vida y esa esperanza es lo que nos regala, de alguna manera, con actos de voluntad y con móviles importantes.
Móviles, no motivos, y aquí quiero distinguir estos términos, los motivos son todas las razones que podemos tener a nivel racional, las razones para hacer o las razones para no hacer, las razones para justificar por qué no hice cuando debería haber hecho. Los móviles, sin embargo, son los que provienen del alma de cada uno, aquello que nos apasiona, aquello que de alguna manera nos hace vibrar, aquello que nos hace vivir, aquello que nos da la energía suficiente para caminar y emprender…
La Esperanza proviene de allí, proviene de esas ganas de continuar independientemente de lo que estemos atravesando.
Fuente:
Prof. Lic. Mag. Pablo Maresca.
Miembro de la Organización Otros Mundos Otras Voces.
Referencia:
Extracto del Taller “Tendiendo puentes de esperanza”.