La proyección de futuro es un elemento fundamental frente a la vivencia de desbordes generadas por situaciones de la vida cotidiana, le da sentido al esfuerzo, es la puerta de salida. La ausencia o afectación del proyecto personal de futuro sobrecarga las vivencias del presente lo cual genera estados de ansiedad, voracidad y depresión en donde la búsqueda de gratificación, alivio y paz, se hace urgente. Esta situación va construyendo un círculo adictivo y vicioso de actos y consecuencias que dejan a la persona atrapada en una vivencia de permanente insatisfacción. El comer, las compras, el juego, el consumo de sustancias, la violencia, el trabajo, son alguno de ellos. Comer emocionalmente afecta el cuerpo ya que es el principal responsable del sobrepeso y la obesidad, pero también afecta el proyecto de vida ya que va erosionando la fortaleza emocional necesaria para sostener los caminos de realización personal. Estar o sentirse “gordo” y querer y no poder revertir tal situación, se constituye como un malestar diario y permanente que no permite el disfrute pleno de los logros personales. La búsqueda de equilibrio emocional es propio de la condición de estar vivo, cuando este equilibrio se enlaza patológicamente con el acto de comer y la comida, se genera lo que llama un equilibrio tóxico. La obesidad es un equilibrio tóxico. Este equilibrio tóxico compromete la salud física pero también tiene un impacto negativo sobre el ánimo y la estima personal. Afecta fuertemente el proyecto personal y de vida. A partir de este análisis se propone un abordaje psico nutricional que apunta a desarticular las emociones del acto de comer y de la comida desde una perspectiva del proyecto de vida. De tal forma que el acto de comer y las emociones recorran su caminos naturales. Una dieta no adelgaza, adelgaza hacerla.